El artillero del sur

BUENOS AIRES.- Christian Chaco Giménez nació el 1 de febrero de 1981 en Resistencia, Chaco. Se acercó al fútbol a los cinco años, de la mano de su padre, que jugaba para un equipo del barrio y lo llevaba a los entrenamientos. De ahí viene su amor por el fútbol.

Juega como volante y es en esa posición donde mejor luce su dribleo, realiza sus llegadas más brillantes y despliega su temible pegada de media distancia.

Christian Giménez hizo sus primeros pasos en las divisiones inferiores de Chaco For Ever. En esta provincia de aire tórrido y siesta obligatoria, mil kilómetros al norte de Buenos Aires, Chaco For Ever es el único equipo que alguna vez pudo asomarse al fútbol grande de Argentina. El club llegó a jugar campeonatos nacionales en los setenta y torneos de Primera División en 1989 y 1990. Hoy milita en el ignoto Argentino B.

El fútbol chaqueño no ofrece grandes estímulos a las jóvenes promesas. "Es más relajado, la gente en las tribunas come mandarinas", recuerda nostálgico el Chaco. Los chicos que sueñan con el estréllate deben probar suerte en los clubes de Buenos Aires, Rosario o Córdoba. A comienzos de 1995, Giménez optó, más que por un club, por el formador de jugadores más reconocido dentro del fútbol argentino.

"Él vino a probarse conmigo cuando yo estaba en Newell's Oíd Boys de Rosario", dice a Proceso el maestro Jorge Griffa. "Vino de chiquito a probarse, debía tener 13 años. Y yo lo tuve y lo acepté. Pero justo entonces yo me voy de Newell's y me vengo a Boca. Al mes, o algo así, él llega adonde yo estaba probando jugadores para Boca. Y le digo '¿Qué haces acá si yo te acepté en Newell's'? 'Sí, pero usted se vino acá a Boca y yo quiero seguir con usted', me respondió."

Griffa moldeó en la etapa formativa a varios de los más grandes futbolistas argentinos de las últimas décadas. Jorge Valdano, Gabriel Batistutay Carlos Tevez figuran en su lista. La prueba de Giménez en el club más popular del fútbol argentino duró apenas 15 minutos. Griffa le dijo que volviera para entrenar al día siguiente. A estas pruebas de jugadores suelen asistir cientos de niños. Giménez sabía que esa era la oportunidad de su vida. Igualmente pudo vencer los nervios.

"En el caso de Christian, en esa ocasión mostró que era un chico que tenía buena técnica; aunque era desprolijo tenía buena técnica", recuerda el entrenador. "Era rápido. Y tenía carácter. Esas son las armas que debe tener un jugador que pretende llegar a Primera División." A la hora de...

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