Arrastrando los pies

AutorDenise Dresser

El discurso oficial coloca al país en una falsa disyuntiva: Asegurar la supervivencia económica de los desposeídos o encarar la crisis sanitaria del coronavirus. Mantener la economía andando el mayor tiempo posible o congelarla para mitigar el contagio. Y AMLO ha decidido promover lo primero por encima de lo segundo. Por eso el mantenimiento de las giras, el desdén por el gel antibacterial, la continuación de los besos y los abrazos, la invitación a comer en las fondas. El presidente piensa que así sigue poniendo a los pobres primero: visitándolos, saludándolos, manteniendo sus fuentes de empleo, por precarias que sean. Los millones de mexicanos que laboran en la informalidad están en el centro de la agenda presidencial; son la prioridad de la política pública.

Las juntas recientes del gabinete lo confirman. En la visión del presidente, lo más importante para encarar la crisis que viene es mantener los programas sociales, los pagos a los adultos mayores, las obras de infraestructura como Dos Bocas y Santa Lucía y el Tren Maya. Seguir hablando del petróleo como palanca del desarrollo y seguir apostando a su refinación. No parece haber un sentido de urgencia ante lo que se avecina; no hay un cambio de rumbo ante el camino empedrado que a AMLO le tocará recorrer. El presidente sigue expresándose y tomando decisiones como si el país -y el mundo- no enfrentaran la debacle más importante que le ha tocado vivir a nuestra generación. López Obrador ya no será el presidente de la Cuarta Transformación; será recordado por cómo encaró un reto para el cual -hasta ahora- parece estar poco preparado.

La narrativa del presidente no ha cambiado para reflejar la realidad que el coronavirus modifica día con día. En las mañaneras se siguen describiendo los avances en la construcción de Santa Lucía, se continúa hablando de proyectos que no deberían acaparar la atención gubernamental en esta coyuntura crítica. Como si al norte de la frontera no se apilaran los muertos. Como si la India no estuviera en cuarentena total. Como si tantos jefes de Estado no hubieran dado mensajes subrayando la magnitud de la emergencia. Como si el principal epidemiólogo estadounidense -Anthony Fau-ci- no hubiera dicho que cualquier cosa que parezca una sobrerreacción después parecerá una subreacción. Como si el titular de la OMS no hubiera dado la indicación de "recentrar toda la atención del gobierno en suprimir y controlar el covid-19".

Pero en México se dice que no se están...

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