Arranca en México el Ombudsman Fiscal

AutorMarco A. Ríos
Páginas44-45

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De manera particular, en el siglo XX hemos visto cómo en las primeras décadas se privilegiaron la habilidad ica para el trabajo, por ejemplo, en una mecanógrafa su mayor cualidad era cuántas palabras por minuto era capaz de escribir; en un obrero de la construcción, la cantidad de ladrillos que podía colocar en una ¡ornada. Además de las destrezas físicas, durante un largo tiempo se ha considerado que la inteligencia, en términos de coeficiente intelectual, es otro factor decisivo para el buen desempeño del trabajo, y generalmente se ha pensado que la gente muy inteligente es la que tiene altas calificaciones académicas y mejor desempeño laboral. A mediados del siglo, cuando el psicoanálisis comenzó a tener repercusiones en el campo laboral, se determinó que además de las destrezas físicas, la inteligencia y los conocimientos técnicos, la personalidad era otro factor importante para considerarse en la evaluación de los trabajadores. Así fue que en los exámenes de contratación se incluyeron pruebas de conocimientos, baterías de test de la personalidad y en algunos casos, evaluaciones de destrezas físicas.

No obstante que las destreza físicas, el coeficiente intelectual, los conocimientos técnicos y la personalidad siguen siendo factores importantes en el desempeño laboral de las personas, en la actualidad las grandes empresas se dan cuenta de que altos grados de calificación en cada uno de esos factores, no garantizan que sus trabajadores sean gente eficiente y exitosa. En la última década del siglo XX se han hecho una serie de estudios y evaluaciones que prueban que muchas veces las altas calificaciones académicas, largos años de experiencia acumulados en una labor, personalidades deslumbrantes y altos coeficientes intelectuales, en vez de contribuir al éxito laboral de las personas influyen en su fracaso. Esto se debe a que existe un factor de gran importancia que apenas empieza a ser tomado en cuenta por los líderes empresariales y que juega un papel preponderante en el desempeño laboral: la inteligencia emocional.

Tradicionalmente se ha asociado la inteligencia con capacidades intelectuales como la abstracción, la memoria, la deducción etc. Sin embargo, en las últimas décadas surgieron nuevos conceptos de inteligencia que incluyen habilidades como la adaptación al medio y el manejo de las emociones. Desde este punto de vista, la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los...

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