Ara Malikian, el mago del violín

AutorRoberto Ponce

-¡Hombre, sin duda que el sentimiento! Obviamente, la técnica es importante, tener una base justamente para poder expresar lo que uno quiere; pero el público que viene a escucharte a un teatro no está buscando de ti la perfección, sino emocionarse, que la música le llegue al alma, al corazón.

"Así que nosotros en el escenario nos entregamos con alma y cuerpo para llegar al público. El mejor músico pone la técnica siempre al servicio del sentimiento."

Los conciertos de Ara Malikian son muy emotivos. Es todo un show verlo en el escenario, transmite gran alegría con su violín.

-¿Qué siente al tocar?

-Antes que nada, siento mucha felicidad. Una gran emotividad, especialmente, porque yo toco diferente en casa a cuando estoy en frente del público. Una vez ya en el escenario, el público me alimenta, me inspira, me emociona y me abraza cual un subidón tremendo de adrenalina. En concierto vivo los momentos más felices de mi existencia.

-¿Cuándo tomó por primera vez un violín?

-Pues ya ni me acuerdo, porque mi padre era violinista. Siempre sentía la música en mi familia y desde antes que naciera. Nunca he podido recordar cuándo lo toqué o haber tomado una decisión para convertirme en un violinista, porque el violín fue parte de mi infancia y lo es de mi vida, día a día.

El arte de vivir

Sus padres nacieron en Armenia. Ara ha tocado allí en varias ocasiones, "pero yo no nací en Armenia aunque hablo el armenio, conozco bien la música armenia y también me siento armenio".

-Su manera despreocupada de vestir con los cabellos rizados a los cuatro vientos y tocar casi bailando es diferente a los violinistas clásicos...

-Yo creo que los violinistas somos como cualquier persona común y corriente. No pienso que si uno desea convertirse en músico tenga que ser distinto a los demás.

Pero como he vivido en el mundo de la música clásica, siempre me ha molestado esa actitud estirada del músico clásico tan arrogante, yo nunca me he identificado con esto. Me gusta ser y mostrarme como soy yo mismo, con mi personalidad, tocar la música que a mí me agrada. No encajo en el cliché del músico clásico, pero tampoco pretendo usar esos disfraces formales ni ser un violinista diferente al que soy.

-¿Encuentra barreras entre la música clásica y la popular?

-No hay diferencias. Para mí, hay música que me emociona y música que no me emociona. A mí me emocionan muchas músicas: en lo clásico, lo popular, el rock, el jazz o en la música electrónica. Hay algunos puristas que...

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