La anticultura belicista (Primera de dos partes)

AutorJorge Sánchez Cordero

La cultura de la guerra ha estado fuertemente anclada en la tradición europea. Ya desde el medioevo San Agustín (354-430) había desarrollado la noción de guerra justa (bellum justum) en La Ciudad de Dios (De civitate Dei), obra en la que justificaba la guerra como un recurso in extremis para restaurar la justicia.

La primera cruzada introduce el concepto de guerra santa (bellum sacrum), que marcaría la historia de Occidente. La guerra justa se entendía como el prolegómeno de las reflexiones sobre la guerra en tanto recurso válido para la consecución de la paz. En tal concepto subyace la interrelación entre las prácticas castrenses y los ideales de justicia y paz. De esta manera se inicia la cultura de la guerra, enunciado que en sí mismo pareciera un oxímoron.

El dogma

La filosofía ha sido generosa con el debate sobre la guerra justa. La obra de Sutri influiría a Guibert de Noget (1053-1219), quien escribió La acción de Dios pasa por los francos (Dei gesta per Francos), obra que revela una concepción providen-cialista de la historia y es retomada ahora por la extrema derecha europea, especialmente la francesa, que se reivindica como la depositaria de la voluntad divina. El Príncipe de Maquiavelo (1469-1579) y los Discursos políticos y militares (Discours politiques et militaires) del hugonote Francois de La Noue (1531-1591) se vieron también influidos por la obra de Sutri.

Baruch Spinoza (1632-1677), filósofo neerlandés y uno de los pensadores más influyentes de su época, consideró que la justipreciación de la paz no puede hacerse a costa de la libertad, porque ello implicaría una paz ficticia; antes al contrario, reflexionó, la paz es una obra de la libertad y por lo tanto es una virtud que resulta de la unión de los ánimos y de la concordia.

En su obra Para la paz eterna. Un borrador filosófico, Imma-nuel Kant (1724-1804) retomó las ideas de Spinoza y abundó que el conflicto que no conlleve la consecución de la libertad no conduce a una paz auténtica, lo que equivaldría a una "paz de los cementerios"; frase que hizo fortuna. Sostuvo que es totalmente desafortunado postular la esclavitud como contraprestación de la paz, y consideró inaceptable la privación de la libertad como prerrequisito de la seguridad. La obra kantiana tuvo importantes repercusiones en la elaboración de la carta fundacional de las Naciones Unidas.

La cultura de la guerra

El postulado de guerra justa perviviría en Occidente y se vigorizó con el nacimiento del Estado...

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