"Animales nocturnos"

AutorJavier Betancourt

Desatendida por su actual esposo, rodeada de lujo y estilo, esta galerista de concepto rebuscado lleva una vida vacía y taciturna. La lectura la transporta al mundo mugriento y oscuro del camino tejano donde Tony (el mismo Gullenhaal), el protagonista, es acosado por un trío de psicópatas que terminan por violar y asesinar a su esposa y a su hija.

Sin renunciar del todo a su gusto por el diseño de alta moda, en este segundo largometraje Tom Ford abre una pequeña brecha a la crítica de la vacuidad del ambiente publicitario, sea artístico o comercial, a la vez que incursiona en el thriller psicológico. La metáfora de la carne femenina, el erotismo y el horror como material de consumo se halla presente desde el inicio en Animales nocturnos (Nocturnal Animáis; E.U., 2016) con la exposición en la galería neoyorquina de Susan; cuerpos desnudos de mujeres gordas en vivo, y, posteriormente, los cadáveres desnudos de una madre e hija asesinadas.

La estructura de Animales nocturnos es un tanto la de cajas chinas, aunque no haya aquí más que dos, el de la realidad de base en la que Susan lee la novela y recuerda el pasado de su relación con Edward, al que traicionó y abandonó, y el de la ficción de la historia de venganza que cuenta el escritor. A partir de este implante se establece un juego de espejos donde ficción y realidad se reflejan y explican mutuamente; el verdadero puente entre estos niveles no el juego de metáforas, sino la novela misma como instrumento de venganza de parte de Edward contra la mujer que lo consideró frágil y poco talentoso.

A pesar de los diferentes niveles y resonancias, el grado de complejidad es...

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