AMLO y la nostalgia por el rey

AutorRosa Albina Garavito Elías

El presidente Andrés Manuel López Obrador recibió un país en ruinas. Frente a esta situación, optó por regresar hacia atrás. Ha profundizado la política neoliberal que tanto critica; e igualmente grave, su política antidemocrática lleva el sueño de regresar a un régimen de partido de Estado. Como en los mejores tiempos del rancio PRI. Sobre esta característica del gobierno de AMLO me quiero detener a cinco años de inaugurado su mandato. Treinta y seis años de metódico desmantelamiento de los instrumentos del Estado para una conducción económica progresista, de la mano de la supresión de derechos laborales conquistados, no podían tener otro resultado que un ruinoso país. Durante ese periodo se profundizaron la inveterada corrupción; la desigualdad; la pobreza; la inseguridad pública; el crecimiento del crimen organizado; la migración; el deterioro de las condiciones de vida y de los sistemas educativo y de seguridad social.

PRI y PAN en la presidencia se dedicaron de manera sistemática a labrar esas ruinas. Como castigo a esas políticas, no es casual entonces que AMLO sea el presidente con mayor cantidad de votos -genuinos, por cierto- en la historia del país. Un presidente con esa legitimidad legal y política tenía en sus manos las condiciones para sentar las bases de un nuevo rumbo nacional. Sin embargo, no fue así. Hagamos un poco de memoria. Si a AMLO se le reconocieron los 30 millones de votos fue porque, en el camino, el movimiento democrático que salió a las calles en 1988 conquistó, después de largas luchas, un órgano autónomo del Estado que organizara las elecciones para lograr el respeto al voto ciudadano, para que esos votos se contaran y se contaran bien. Fueron varias las reformas electorales que hubieron de sucederse para lograr esa conquista, para abrir las puertas a la pluralidad y a la alternancia. La humanidad no ha inventado otro sistema jurídico-político para la convivencia civilizada que la democracia, para empezar, la democracia formal.

En el periodo 1982-2018, frente a los reclamos de la movilización ciudadana, a los gobiernos no les quedó más remedio que ir abriendo las puertas a esa democracia formal. Pero ahora resulta que al proyecto transexenal de AMLO esa conquista ciudadana le estorba. Quiere que la sociedad retroceda a la década de los treinta. Por fortuna se ha topado con la resistencia ciudadana, la cual ha logrado detener el desmantelamiento del INE. Pero como su pulsión antidemocrática no se detiene, ahora...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR