Medio ambiente. Desequilibrios y adeudos sociales
Autor | Beatriz Castelán García |
Cargo | Académica de la División de Estudios de Posgrado, FCA-UNAM |
Páginas | 64-64 |
64
contaduriapública.org.mx/
noviembre 2013
secciones
Horizontes
C.P.C. y C.I.A . Beatriz Castelá n García
Académica de la Divi sión de Estudios de Posgrad o
FCA-UNAM
MEDIO AMBIENTE
DESEQUILIBRIOS Y ADEUDOS SOCIALES
La contamin ación del medio ambiente en
nuestro planet a parece imparable. Alg u-
nos argumenta n que esta situac ión se
origina e n una ausencia de concienc ia,
otros en muy limit adas regu laciones,
otros en desconoci miento y otros
opinan que no hay t al contamin a-
ción.
Lo cierto es que d ía a día ex peri-
mentamos ruido excesivo, trán sito
sobrecargado, incremento en pro-
blemas de salud d iversos: ardor de
ojos, dolor de cabez a y problemas de
garganta, a sí como fatiga y tens ión.
Además, descubrimos con asom-
bro efectos desconoc idos y poco
difundidos como los derivados
de la siembra de tra nsgéni-
cos y su consumo, dados a
conocer por medio de ex pe-
rimentos fra nceses con ani-
males (ratones) que demues-
tran la presenc ia de tumores
maligno s relacionados espec íficamente con
esta vari ante de alimentos.
En este contexto la cont aminación y sus creciente s índices nos
sorprenden de ma nera continua, tal es el c aso de la contamina-
ción del aire su frida recienteme nte en Malasia1 en donde e sta se
elevó más de sei s veces respecto del nive l límite de pelig ro, al al-
canzar 750 pu ntos que excedieron en 65 0 puntos el límite de pe -
ligro estab lecido en 100. Situación que d emandó cierre de esc ue-
las a todo nivel , uso de mascarill as preventivas, permi sos para
no ir a trabajar y no sa lir de cas a en las zonas m ás afectad as.
Todo ello con el consecuente i mpacto económico para l a zona y el
país por los dí as de restricción.
Pero existen otr os casos poco difundid os, pero no menos preo-
cupantes, como el refer ido a la exist encia del “Sépt imo continen-
te”, 2 que sign ifica, nad a menos que la exi stencia de un colos al
conjunto de desechos pl ásticos, descu biertos en 1997 por el
oceanógra fo estadounidense C harles Moore en el Océ ano Pacífi-
co Norte, en una zon a poco transitad a por la navegación tur ísti-
ca o mercantil q ue se estima de una ta maño superior a los 3 mi-
llones de km2, que a lgunos equipar an a la superfic ie de la India,
pero cuya profu ndidad se desconoce.
Esta situac ión se deriva de desp erdicios plást icos desechados p or
los países, orga nizaciones, barco s y, finalmente, por los hombres
de todas las l atitudes, los cuale s son arrojados al ma r y han con-
fluido en est a zona como efecto de las cor rientes mari nas y de la
rotación de la tie rra que los ha aglutin ado en una masa de mi llo-
nes de toneladas d e plásticos enla zados y enroscados, que cons-
tituyen un mac ro conjunto de plást ico
descompuesto compacta do que los
científicos l laman “sopa” y que
no es detectable en for ma sateli-
tal, sino in sit u desde embarca-
ciones. En donde induda blemen-
te hay una afec tación a la flora y
fauna habitu ales del océano con
efectos desconocidos.
Situaciones como est as y otras
más, de alg una manera se re fle-
jan en los resulta dos adversos en
cuanto al cu mplimiento del P ro-
tocolo de Tokio firma do por algu-
nos países desde h ace más de 15
años, al no haber se logrado re-
ducir las em isiones de gas con
efecto invern adero —en part i-
cular el C O2—, responsables
del calenta miento global y de
innumerables c ambios climáticos
con impactantes e fectos por lluv ias
torrencia les y sequías ext remas.
En este sentido parec e conducente evaluar y c uanti-
ficar los efec tos sufridos por la soc iedad mundial con mot ivo de
tales acciones , las cuale s constituyen ag resiones al medio a m-
biente que debería n reflejarse como a deudos sociales de “orga ni-
zaciones y socied ades descuidadas” y de “polít icas permisivas”,
que al ignorar e stas realidad es contribuyen a su crec imiento con
impactos diversos desconocidos e impredecibles.
Con este enfoque dest aca la tendencia d e precisar la res ponsabi-
lidad soci al y ética media nte formas de “valora ción” que alerten
a la sociedad sob re tales adeudos por medio de an álisis refle xi-
vos no lineales, c on participación multid isciplinari a, que coad-
yuven a tran sparentar est e tipo de situac iones “intan gibles”,
pero reales.
Un reto no ajeno a nuestra di sciplina en el que qui zá nuestra ac-
ción y criter ios profesionales pudiera n contribuir.
1 La Jornada. Soc iedad, 24 de juni o de 2013, pág. 39.
2 Le Nouvel Observateur. Del 20 al 26 de junio de 201 3, pág. 24.
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