Más allá de la satanización occidental

AutorBeatriz Pereyra

Mirar con ojos occidentales a Qatar, sede de la Copa del Mundo 2022, es una equivocación que comenten quienes no entienden la cultura de ese país, por lo que se difunde información inexacta que causa una visión dicotómica "de buenos y malos" y se pierde de vista una amplia gama de grises sobre este país que a partir del 20 de noviembre albergará la máxima justa del futbol internacional.

En entrevista con Proceso, los internacionalistas Indira Sánchez-Bernal y Mauricio Meschoulam desmenuzan Qatar, un país de apenas 2.8 millones de habitantes que se debate entre la modernidad y el tradicionalismo, donde todavía existen las agrupaciones tribales y es gobernado por el emir Tamim bin Hamad Al Thani, practicante de la cetrería, un deporte ligado a la cultura árabe, y quien antes de heredar el trono al cual abdicó su padre en el año 2000, presidió el Comité Olímpico de Qatar y participó activamente en las gestiones para que fuera elegido sede del Mundial 2022.

Sánchez-Bernal, doctora en estudios de Asia y África, con especialidad en Medio Oriente y Norte de África, por El Colegio de México, abre el debate: "Estoy muy cansada de esas dinámicas dicotómicas del bueno y el malo, el que respeta y el que no respeta, porque tenemos Estados occidentales como Estados Unidos, España y Francia, con violencias sobre los cuerpos de las mujeres, pero también sobre las personas y los migrantes, por ejemplo".

Meschoulam, maestro en estudios humanísticos con especialización en historia y doctor en políticas públicas y administración, especializado en terrorismo, mediación y paz, expone: "La violación a los derechos humanos existe en todos los países. Qatar no es democrático ni pretende serlo, es un emirato con dinero que ejerce un poder suave y a la vez duro en el mundo, y que a partir de la guerra de Rusia con Ucrania se abre como el gran abastecedor de gas que necesita Europa.

"La proyección que va a mostrar con el Mundial será lo que ha sido capaz de construir, porque los eventos deportivos van más allá, son una inversión en la imagen, en la marca de un país. Aquí tenemos la narrativa de Qatar como un país poderoso para minimizar el otro relato, el de los abusos a los trabajadores migrantes, el maltrato a la comunidad LGBTTQ+".

La capital, Doha, es la zona donde se van a jugar los partidos del Mundial en ocho estadios repartidos en cinco ciudades, cuatro de ellos localizados en ese mismo espacio metropolitano. El escenario deportivo más lejano está ubicado a...

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