Alexei Lubimov en blanco y negro

AutorRaúl Díaz

Nacido en Moscú en 1944, Lubimov abrevó en esa estupenda escuela de música que caracterizó el período soviético, que a su vez se nutrió de la tradición de la no menos estupenda escuela rusa de la música, cuyos últimos representantes vivos nos siguen asombrando en cualquier parte del globo que se presenten.

Extraña mezcla de atracciones y aficiones, Lubimov desde pequeño desarrolló su gusto por dos tipos de música totalmente diferentes: la barroca y la creada por compositores de principios del siglo XX como Stockhausen y Schómberg, hasta nuestro contemporáneos, el húngari Arvo Párt.

Esa extraña dicotomía lo llevó a hacer cosas a primera vista totalmente antípodas, como fundar el Cuarteto Barroco de Moscú que, naturalmente, se aboca a la música barroca cultivada; además, con instrumentos antiguos o réplicas de los mismos y, en el otro extremo, crear el Festival de Música de

Vanguardia Alternativa que, como su nombre indica, se aplica a presentar lo más avanzado de la música de hoy. Ese abanico, sin embargo, parece ser el que lo ha nutrido para, en el piano, ser un intérprete diferente, sobresaliente sin duda, pero que para muchos puede dejar mucho que desear debido precisamente a su originalidad.

Más allá de que pueda complacer o no, lo que no está en discusión es su maestría, misma que lo ha llevado a pisar algunas de las salas más importantes del orbe, tocar con las grandes orquestas y ser dirigido por las más distinguidas batutas. Unos pocos nombres como ejemplo: Filarmónicas de Los Ángeles, Israel y Londres, y la...

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