Alertas internacionales para la región Laja-Bajío

AutorVerónica Espinosa

CELAYA, GTO.- El 9 de diciembre la Policía Municipal de Celaya recibió un aviso de los empleados de la recepción en un hotel céntrico de esta ciudad: dos personas llegaron a hospedarse "en actitud sospechosa", una de ellas menor de edad. Cuando los policías acuden y hablan con ellos, se dan cuenta de que fueron víctimas de secuestros virtuales.

Ambos, por separado, recibieron llamadas a sus teléfonos celulares; con engaños les hicieron dirigirse al hotel y hospedarse para esperar instrucciones. La menor, una quinceañera, contó a los policías que la voz masculina de la llamada la amenazó, que tuvo miedo e hizo lo que le ordenó.

Fue el enésimo caso similar que llegó a la corporación municipal y fue atendido por un grupo de exagentes federales integrados en el trienio pasado. Las dos víctimas son celayenses, pero habitantes de municipios vecinos, como Comonfort, Apaseo el Alto o Apaseo el Grande han recibido llamadas similares y fueron obligadas a hospedarse en hoteles de Celaya.

El impacto de la delincuencia, por cuyo liderazgo pelean ferozmente el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Santa Rosa de Lima, se expande en la Región Laja-Bajío, la segunda zona metropolitana más grande de Guanajuato, de la que forman parte Juventino Rosas, Villagrán, Cortázar, Comonfort, Jaral del Progreso, Ta-rimoro, Apaseo el Alto y Apaseo el Grande. El corazón de esta región es Celaya.

Esta ciudad, de poco más de medio millón de habitantes, concentra casi la mitad de la población total de la región Laja-Bajío. En los últimos años la violencia ha invadido todos los espacios y cobrado vidas en prácticamente todos los espacios, incluyendo la comandancia de policía y los panteones.

Sus habitantes buscan ponerse a salvo cerrando con rejas los accesos de sus colonias y, cuando se puede, contratan vigilantes. También modifican sus horarios, hábitos y rutas.

Aun así, restaurantes, centros botane-ros, tiendas de abarrotes, talleres mecánicos, tortillerías y otros giros han cedido al miedo, a la extorsión o a los ataques a balazos y han bajado sus cortinas. Datos de la cámara de la industria restaurante-ra local refieren que este año, hasta para mediados de noviembre, habían cerrado por lo menos 25 empresas afiliadas al organismo por la pandemia y la inseguridad. El año anterior cerraron al menos una decena de agencias automotrices, tortillerías y bares.

Los reportes de extorsión en el estado crecieron en más de mil 200% de 2020 a 2021. Mientras que de enero a...

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