Alertan sobre la creación de una secretaría de cultura

Señor director:

La cultura y la educación han sido aspectos indisolubles en la política del Estado mexicano, impulsado por el proyecto de nación que desarrolló José Vasconcelos y que consideraba que el proceso educativo nacional, aunado a los procesos culturales y artísticos, representarían la libertad y la conciencia cívica y social de los mexicanos.

Vasconcelos combatió el analfabetismo, generó escuelas rurales, la difusión de la lectura a través de la creación de bibliotecas y la investigación científica. Por ello señalaba que quien se integraba a este proyecto no lo hacía por el interés del dinero o los ascensos en la estructura institucional, sino por una mística o filosofía de servicio. En su visión, los funcionarios no trabajan para las instituciones, sino que éstas -a su cargo- trabajan para el pueblo.

En contraste, desde la creación de Conacul-ta, y ahora con la propuesta del Ejecutivo federal, se pretende desintegrar el funcionamiento histórico de la educación y la cultura, pues el patrimonio cultural dejará de ser un bien social de utilidad pública, como lo mandata la legislación que intentan derogar.

De manera irregular, la política neoliberal arrancó en el periodo salinista, y nos ha dejado lamentables experiencias: el concierto de Elton John en el Castillo de Chapultepec; el espectáculo de los tenores en Chichen Itzá; el espectáculo y evento comercial denominado "Cumbre Tajín" que se realiza dentro de la poligonal de la zona arqueológica; el Wal Mart instalado en el perímetro de protección de Teotihuacán; la destrucción de bienes arqueológicos y artísticos en el Casino la Selva, Cuernavaca, para instalar un centro comercial Costco.

Estas y otras acciones han reducido el alcance y disfrute de la sociedad del conocimiento derivado de la investigación sobre los bienes arqueológicos, artísticos e históricos, pese a la resistencia social que desde 1989 se ha dado frente a las políticas desplegadas en torno a tales temas.

El desinterés por la sociedad y el pragmatismo que plantea la creación de la nueva secretaría, tanto en sus líneas de acción como en su estructura, para favorecer a grupos cupulares de la élite intelectual y empresarial, vuelve a generar el rechazo social y de los trabajadores del INAH, no por cuestiones laborales -condiciones que sin duda serán trastocadas-, sino principalmente por la pulverización de la normatividad y de la institución que estudia, protege y...

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