Las Alas del Deseo / La cicatriz de Marilyn Monroe

AutorAntonio Saborit

¿Cuántas páginas no se han escrito ya alrededor del patético lecho de muerte de la estrella? ¿Cuántas veces no se ha intentado reconstruir narrativa, dramática, documental o cinematográficamente el triste y solitario ocaso de esta estrella el 5 de agosto de 1962, en busca de una explicación del mismo? El tema me interesó de manera secundaria, y si algo (muy poco, casi nada) conozco de Marilyn Monroe es porque su vida y su muerte fueron importantes para algunos escritores que me han interesado. Por otra parte, confieso que ni la belleza ni la presencia de Marilyn Monroe me sedujeron -tal vez porque al tener 5 años cuando ella murió, sólo conocí la leyenda de su encanto público, la cual nunca me apeteció comprar, aunque sí, en cambio, reconociera y me apropiara discretamente de ciertas imágenes en las que aparece en el secreto corazón de su vida más íntima.

Norman Mailer le dedicó al menos dos libros: Marilyn. A Biography (1973) y Of Women and Their Elegance (1980), sin contar escritos más breves del propio Mailer sobre ella. En algún lugar leí las despiadadas burlas de Gore Vidal a costa de las páginas de Mailer sobre Monroe, surgidas de una pura admiración a la distancia, pues el famoso autor de Los desnudos y los muertos nunca la conoció personalmente, mientras que Vidal (tan abiertamente gay, aunque no tan fanfarrón como Mailer con su machura de bien) hasta la trató con alguna intimidad. Para efectos de estos renglones no es un dato menor que los dos libros de Mailer surgieron de un puñado de fotografías de Monroe. En un caso, a Mailer se le había invitado a escribir en el catálogo de una exposición de imágenes de la estrella como modelo de fotógrafos, y acabó enfrascándose en la construcción de una biografía. Y en el otro lo mismo, a partir de fotografías de Milton H. Greene.

James Ellroy no pudo evitar meter sus narices al interior de la casa de Marilyn Monroe en Helena Drive al escribir su American Tabloid, toda vez que su novela reconstruye una serie de líneas dramáticas hasta confluir en el asesinato de John F. Kennedy.

Marilyn Monroe estuvo en México a principios de 1962, y aunque se dio una vuelta por el rodaje de El ángel exterminador de Luis Buñuel y se retrató junto a Gabriel Figueroa, de la visita sólo suele recordarse la fotografía que robó para la posteridad el tupido toisón púbico de la sonriente y sedente estrella en la rueda de prensa que concedió en el aeropuerto de la Ciudad de México. Volvió a su casa en Los Ángeles en...

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