Adiós al fantasma del Azul

AutorRaúl Ochoa

La Virgen de Guadalupe, la Virgen María, San Judas Tadeo y un Niño Dios vestido con el tradicional uniforme del Cruz Azul son la religiosa alineación de un ordenado altar que protege el inmueble y se encuentra en el vestidor del equipo local.

En las entrañas del estadio Azul no hay trofeos ni títulos que presumir, pese a que existe espacio de sobra. A escasa distancia del vestidor, que durante 21 años resguardó la intimidad de la escuadra cemente-ra, sobresale una frase grabada con letras negras: "Queremos y vamos a despedirnos del Azul con trofeos".

La consigna refleja claramente los apuros de la directiva ante la escasez de resultados positivos: en más de dos décadas jugando en este recinto el equipo fue incapaz de trascender y mucho menos de levantar un título.

A nivel de cancha, lo primero que salta a la vista es la zona técnica (el banquillo del cuerpo técnico y la banca de los jugadores suplentes del equipo anfitrión) que por algunos minutos se convierte en el mayor atractivo para el puñado de visitantes y de los fieles seguidores de Cruz Azul, quienes ocupan un lugar preferente en los asientos o se toman la foto del recuerdo, emulando al actual entrenador del conjunto celeste, Pedro Caixinha, o a uno que otro futbolista.

Todo eso ocurre durante la última escala técnica de un recorrido de 25 minutos, denominado "Experiencia Azul", que por 65 pesos el turista o el aficionado puede disfrutar en el interior del vetusto estadio Azul.

Al otro extremo de la cancha se asoma a la distancia el túnel que conecta este inmueble con la monumental Plaza de Toros México que, al igual que el Azul, es parte del patrimonio de Antonio Cosío Pando. Se trata del subterráneo que todos quieren evitar. Entre directivos y personal de mantenimiento se cuenta que en esa zona destinada para la ambulancia y los paramédicos emerge un pequeño fantasma con una pesada sombra.

Otros aseguran haber visto la silueta de un hombre de unos 50 años que se esfuma en un abrir y cerrar de ojos; mencionan que las apariciones son frecuentes. Algunos más dicen que también se manifiesta una anciana y unos pocos hablan de que se trata de un hombre vestido de charro.

Sin embargo, ninguno de estos espectros es tan temido como El Duende Azul. Quienes conocen su historia atribuyen al geniecillo la causa de las penurias del equipo, también se le responsabiliza de las interminables pugnas entre los hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, quienes han manejado los destinados de la Cooperativa La Cruz Azul y también del club. El primero de ellos es el actual presidente del equipo y director general de la cementera.

Tan pocas alegrías ha tenido la afición cementera en el estadio de la colonia Noche Buena, que varios de ellos se conforman con celebrar -como si se tratara de la conquista de un título- el día en que su equipo, con gol de Christian Chaco Giménez, frenó la supremacía que el América tenía sobre ellos. En 16 partidos no habían saboreado una victoria contra el conjunto de Coapa.

El 3 de octubre de 2010 está marcado como el Día del Cruz Azul en la memoria de los aficionados celestes. En ese...

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