Acuerdo sobre el programa nuclear de Irán

AutorOlga Pellicer

El Acuerdo puso fin a uno de los motivos de mayor tensión en la convulsa región del Medio Oriente. Participaron en su elaboración los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, así como el gobierno de Teherán. Cuando las negociaciones llegaron a su fin el texto fue sometido a la consideración de todos los miembros del Consejo de Seguridad, quienes lo aprobaron por unanimidad en una histórica sesión a mediados del 2015.

Las negociaciones estuvieron circunscritas a las actividades en materia nuclear de Irán. No fueron objeto de ellas las acciones de Irán en otros ámbitos de sus relaciones exteriores, como sus políticas ante los problemas de Siria, las diferencias con Arabia Saudita o la simpatía por grupos que algunos consideran terroristas.

El Acuerdo tuvo desde sus comienzos la profunda oposición de Israel y de los llamados halcones del Partido Republicano. El primero tiene un historial peculiar en materia de armamento nuclear. No ha suscrito el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares (TNP), el instrumento multilateral existente de mayor envergadura para evitar la fabricación de tales armas. Se sabe que cuenta con tecnología y materiales suficientes para montar una bomba nuclear si decidiera hacerlo. Su desconfianza hacia el Acuerdo proviene, según sostuvo recientemente Netanyahu, de los informes de servicios de inteligencia que aseguran que Irán continúa llevando a cabo actividades prohibidas en el mismo Acuerdo. Imposible asegurar la veracidad de tal información.

Para las voces más duras del Partido Republicano, entre las que se encuentran la del recién nombrado canciller Mike Pompeo y la del asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, el Acuerdo deja abierta la puerta para que Irán renueve sus actividades nucleares en el futuro próximo, y en el largo plazo no protege los intereses de Estados Unidos en Medio Oriente. La realidad es que ambos ven con recelo los resultados de negociaciones colegiadas en las que Estados Unidos no hace sentir plenamente su poder hegemónico.

Dentro de las numerosas y confusas declaraciones de campaña, Trump condenó repetidas veces el Acuerdo. Tales condenas forman parte de su animadversión a todos los logros alcanzados por su antecesor y la voluntad de revertirlos como parte de su propósito de empañar la memoria de Obama. El propósito es imponer, a través de un discurso ramplón y deliberadamente contradictorio, una narrativa engañosa que habla de reconstruir "la grandeza de...

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