Acuerdo impensable entre Irán y Arabia Saudita

AutorCarlos Martínez Assad

Israel ha realizado constantes bombardeos en la vecina Siria, impidiendo que sus aeropuertos sean utilizados por Irán para proveer armas al gobierno de Bachar el Asad, así como a los grupos armados que pululan en la región, entre los que destaca Hezbolá. Y éste es apoyado y financiado por Irán que vive esos ataques como una agresión que limita también su proyecto de enriquecimiento de uranio, que tanto empeño ha puesto Israel en evitar, reforzado por Estados Unidos, ante el temor de que puedan disponer de armas nucleares, lo que sí se autoriza a otros países que influyen en la región.

Siria no ha tenido la capacidad de responder a las acciones de Israel que tienen como objetivo destruir el armamento de Hezbolá y de otros grupos que define como terroristas. Ni Arabia Saudita ni otros países árabes de mayoría sunita reaccionaban porque se mantenían neutrales ante el chiismo de Irán. Al ponerse fin a la tensión Teherán-Riad, los iraníes pueden contar con más posibilidades de reaccionar frente a la barrera de contención que le pone Israel, si con el nuevo acuerdo Arabia se mantiene neutral.

La sociedad tiene algo que decir y lo ha puesto de manifiesto en Israel, donde resultaba casi imposible prever lo que está sucediendo con el regreso de Benjamín Netanyahu como primer ministro. Su partido Likud está de nuevo en el gobierno, ahora apoyado de manera más definitiva por la extrema derecha y los ultraorto-doxos, a quienes ha permitido frecuentes ataques a los palestinos, como no se habían dado en tiempos recientes. Sin embargo, no es sino la expresión más aparente del verdadero problema: la división que se está desarrollando entre los israe-líes liberales que han luchado por un país moderno en el marco de una democracia y quienes, amparados en los valores más tradicionales con fundamento religioso, abogan por el nacionalismo oponiéndose a las libertades y a los derechos humanos.

Sabedor de la alianza que lo ha encumbrado, Netanyahu llegó, al igual que otros gobiernos populistas, con la propuesta de una reforma drástica del poder judicial que ha golpeado a los magistrados y llega al límite de intentar que el presidente sea el que los nombre. La respuesta de la sociedad ha resultado insólita con grandes manifestaciones que se han realizado en las grandes ciudades, como la que el pasado sábado 10 congregó en Tel Aviv a medio millón de personas. A las protestas que han tenido lugar en diferentes noches, Netan-yahu ha respondido con tal dureza que ha...

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