Actores externos ante la tragedia venezolana

AutorOlga Pellicer

Los actores externos han contribuido poco a detener el escalamiento de los problemas. ¿Cuáles son los motivos para la ineficiencia de las presiones externas? En primer lugar podemos referirnos al papel ambivalente desempeñado por los medios de comunicación internacionales. Dominados por la indignación ante las torpezas de Maduro y sus ataques a las instituciones democráticas, han pasado a sobre-enfatizar las posibilidades de los grupos opositores, sin mayor reflexión sobre las numerosas debilidades de que adolecen. La Mesa de Unidad Democrática está compuesta por diversas facciones aglutinadas por el odio contra el chavismo, pero carentes de un liderazgo unificado así como de un programa de gobierno para la reconstrucción de un país tan polarizado políticamente y tan destruido en sus bases económicas.

Los titulares de periódicos influyentes sobre las élites de habla hispana, como El País, dejan la impresión de que la movilización callejera de la oposición podría llegar al Palacio de Miraflores, ocupar la silla presidencial y comenzar a gobernar. Alentar tales expectativas, además de poco realista, es irresponsable. Recomponer el tejido social de Venezuela es cuestión de largo plazo. Empieza por reconocer que los sectores chavistas o "de izquierda" -como se les llama con ánimo despectivo- son muy numerosos.

Es cierto que el voto para elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente fue manipulado y anticonstitucional. Está lejos de ser una elección genuina y transparente. Pero eso no equivale a creer que no podrían existir 8 millones de venezolanos que acudieron a las urnas. En parte, por la persistencia cultural de los mitos chavistas; en parte, porque son varios millones los que obtienen su salario del gobierno, y también varios millones, aunque bastante menos, los que reciben asistencia alimentaria. Para ellos, la oposición no ofrece nada. Encarna a la tradicional oligarquía venezolana que en el discurso bolivariano ha sido presentada, junto con el imperialismo yanqui, como el verdadero enemigo.

A lo anterior hay que sumar la importancia de la Guardia Nacional, el ejército y la policía. Mantener a raya movilizaciones callejeras durante cuatro meses exige un cierto profesionalismo. No podría decirse lo mismo de las fuerzas del orden en varios otros países de América Latina.

Entrenados por asesores cubanos, el ejército, la Guardia Nacional y en general los encargados del orden público pueden ser bastante más letales de lo que han sido...

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