Un acto humanitario sospechoso

AutorElisur Arteaga Nava

En declaraciones del 18 de enero pasado, el propio AMLO manifestó que, por estar de por medio los derechos humanos, "... no descarta apoyar la solicitud de ayuda del Chapo Guzmán".

A lo anterior se agrega el dato de que el mismo presidente de la República, cuando menos en dos ocasiones, se ha entrevistado con la señora María Consuelo Loera, madre del Chapo Guzmán, y no por accidente, sino en dos visitas deliberadas y planeadas con anticipación que ha hecho a Badiraguato, Sinaloa, el pueblo donde ella vive y donde nació el capo.

Esas mismas atenciones no las ha tenido con otros reos que están siendo procesados o compurgan sus penas en diferentes centros penitenciarios de Estados Unidos, como Naasón Joaquín García, amigo de sus seguidores y simpatizante de su causa; tampoco ha visitado los pueblos de Aguililla, Mi-choacán y El Álamo, Sinaloa, de donde son originarios Nemesio Oseguera Cervantes e Ismael Zambada García y, mucho menos, se ha entrevistado con los parientes de ellos.

El Chapo Guzmán, en su estancia en Puente Grande, Jalisco, tuvo el control del reclusorio: gozaba de todas las comodidades y servicios; en su paso por el Altiplano puso en evidencia que contaba con los recursos humanos y materiales para realizar una gigantesca obra de ingeniería y que lo hizo casi a la vista y complacencia de algunos. La complicidad de las autoridades carcelarias, el control que sobre los reclusorios tenía y los recursos con que contaba, le permitieron, el 19 de enero de 2001, fugarse del primero y el 11 de julio de 2015, huir del segundo.

Esas fugas indican que no se trata de un delincuente común y corriente, explican el rigor con que es tratado en el reclusorio en el que se halla internado y las limitantes que para comunicarse con sus parientes y abogados han impuesto las autoridades. Tratándose de él, ninguna precaución sobra.

Dada su alta peligrosidad y los recursos de que dispone, fue extraditado a Estados Unidos en 2017, durante la administración de Enrique Peña Nieto.

Sobre la intervención de AMLO caben tres explicaciones. La primera, la más preocupante: que El Chapo le sepa algo, como, por ejemplo, que en alguna parte de su vida le haya dado financiamiento.

La segunda, que él y su organización criminal tengan alguna información privilegiada, confidencial o delicada respecto de algún miembro connotado de Morena y que la amenaza de hacerla pública lleve a los directivos de esa organización política a actuar en forma diligente para obsequiar los...

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