Acto fallido

AutorJohn M. Ackerman

Ninguno de los personajes que hoy negocian el pacto ha sido elegido por medio de una votación democrática, universal y directa. Si bien Gustavo Madero, Jesús Zambrano y Pedro Joaquín Coldwell fueron "elegidos" por sus partidos como dirigentes, ninguno de los integrantes de la mesa de negociación ocupa hoy un puesto de elección popular. Juan Molinar Horcasitas, José Murat, Luis Videgaray, Miguel Ángel Osorio Chong, Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Santiago Creel son funcionarios del gobierno federal o simples náufragos de la política en busca de nuevas chambas a costa del erario. Ninguno cuenta con una representación ciudadana. Todos responden a sus jefes políticos.

El nuevo pacto PRIANRD tampoco cuenta con participación social. No se ha convocado a la presentación de propuestas de la sociedad ni se han compartido con la ciudadanía los borradores o documentos de trabajo. El pacto es un documento negociado por políticos de dudosa trayectoria, sin liderazgo social y de espaldas a la ciudadanía. No podemos esperar nada bueno de ello.

La accidentada presentación en sociedad de la mesa de negociación el jueves pasado fue un clásico ejemplo de un "acto fallido" o, en este caso, un "pacto fallido". Sigmund Freud desarrolló la teoría del "acto fallido", o "desliz freudiano", para entender el sentido profundo que muchas veces tienen nuestras equivocaciones supuestamente accidentales. Por ejemplo, el extravío de las llaves del coche podría deberse no a un simple lapsus, sino a un deseo inconsciente de quedarse en casa. O llamarle a alguien por un nombre equivocado podría en realidad implicar el deseo de que esa persona sea alguien diferente.

De la misma manera, la llamativa ausencia del texto del pacto el jueves 29 ayudó a desnudar la verdadera naturaleza del acuerdo. Los discursos absolutamente vacuos y carentes de visión política evidenciaron que el esfuerzo no busca impulsar ideas o propuestas para mejorar el país, sino simplemente repartir mejor el botín del poder entre los mismos de siempre.

Los comentarios de Jesús Zambrano fueron particularmente reveladores. En lugar de ofrecer ejemplos concretos de la visión de "izquierda" que impulsa su partido en la mesa de negociación, se limitó a pronunciar frases grandilocuentes sobre la necesidad de "escribir un nuevo capítulo" y de "elevar nuestra mira". Quedó claro que su objetivo como negociador no es defender una agenda de transformación social, sino conseguir posiciones y prebendas para sus amigos y...

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