Para acabar con la corrupción
Autor | Sabina Berman |
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Para acabar con la corrupción es necesario despertar de nuestro candor: la clase política no se atará a sí misma las manos para no robar y no renunciará por sí misma a su impunidad.
¿A qué seguimos pidiéndoles a los políticos que se autolimiten con nuevas leyes o que erijan sobre ellos mismos comisiones vigilantes? No lo han hecho sin torcerlas e inutilizarlas. Y no lo harán.
Es pedirle al gato que le ayude a los ratones a no comérselos. Tendría que haber gatos héroes, gatos que trasciendan a su propia clase en aras de la convivencia de todos: tendría que haber políticos que violaran el pacto que rige en la clase política -el respeto a la corrupción ajena es la paz-. No los ha habido y no los hay.
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Ésta es la dura realidad: el instrumento anticorrupción que de verdad funcione, debe ser impuesto sobre la clase política desde fuera de la clase política, con el apoyo de un movimiento ciudadano masivo y vigilante.
En Brasil fue en la euforia del cambio de la dictadura a la democracia que la Procuraduría de justicia fue inscrita por los senadores en la Constitución, pero fue la presión de los ciudadanos la responsable de que de verdad se formara y empezara sus trabajos.
En España son los jueces supremos los que están llevando a cabo el cambio a un país de leyes, pero siempre vigilados y presionados -a través de la prensa libre- por la gente, y no sin traiciones en los cuartos cerrados de las esquinas de los palacios de justicia.
En México puede ser un nuevo presidente o la Suprema Corte de Justicia o incluso una organización civil la que encabece la creación de un instrumento anticorrupción genuino; pero si no es con un apoyo masivo, nada se logrará.
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El instrumento anticorrupción debe constituirse como un poder independiente de los otros poderes, dado que su función será precisamente limitarlos, vigilarlos y sancionarlos.
En Brasil la Procuraduría es un verdadero cuarto poder. En España el Poder Judicial se viene separando e independizando de los otros, pero lo dicho: con dificultades.
Aprendamos de los errores de Brasil y España, y de los nuestros. De mayor consecuencia, aprendamos también del éxito de esos dos países semejantes a México en temperamento y desarrollo.
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Los funcionarios de esta procuraduría mexicana deberán venir de la sociedad civil, y no ser ni haber sido parte de partidos políticos ni de empresas privadas.
Como en Brasil. Como en España no, y con las consecuencias antes dichas.
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Además, los procuradores deben ingresar a...
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