Los abogados y la Reforma del Estado

AutorRaúl Arroyo
CargoMagistrado Presidente del Tribunal Electoral del estado de Hidalgo
Páginas44-45

Page 44

Decirlo lleva apenas dos líneas. Disponerlo, doce artículos del corpus iure. Lograrlo se advierte complicado. Lo importante es ubicar el asunto en sus justas coordenadas, pues como bien dijo Alberto Begné, dirigente del Partido Alternativa Socialdemócrata durante la sesión de instalación de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión, en el espléndido marco del Palacio de Minería, puede significar muchas cosas o no significar absolutamente nada.

Qué tanto estamos interesados los abogados en un asunto de suma trascendencia como es la Reforma del Estado, es obligada pregunta cuya respuesta merece ser reflexionada. A nadie escapa que, excepto aquellos profesionales del derecho dedicados a su aplicación en actividades vinculadas directa o indirectamente con la función pública, la responsabilidad gubernativa o la vida política, el tema les parece más bien ajeno. Es el resultado de una formación universitaria de visión reducida y de un desempeño profesional limitado, en el mejor de los casos, al conocimiento altamente especializado de una sola materia.

Olvidamos los juristas que cualquier afectación a las normas que rigen la vida del país, a sus instituciones o procedimientos políticos, puede trascender al ámbito de nuestro desempeño, sea en el sector público, en la iniciativa privada o en el libre ejercicio de la profesión. Normalmente dejamos para otros colegas -investigadores, asesores legislativos, constitucionalistas-, el tratamiento y las opiniones al respecto. Es la negación de nuestra propia formación, puesto que ninguna fórmula para modificar las condiciones del Estado puede ser de naturaleza diferente a la jurídica.

Ese talante reduccionista de los abogados debe ser superado. Ya en 1992, José Francisco Ruiz Massieu advertía:

El deslizamiento a la economía de mercado, la reforma del Estado y el nuevo equilibrio entre éste y la sociedad, reclaman la reconciliación entre el derecho revolucionario y la nueva economía, reestructurando ese derecho revolucionario y reactivando el derecho privado. Ello demanda una reconvención del abogado, desde las aulas y la academia, hasta el ejercicio profesional, incluido el del abogado de Estado,y la función jurisdiccional, dados los distintos principios y técnicas que cada gran rama jurídica tiene.

Si a un gremio atañe la conformación del Estado de manera principalísima, es precisamente al nuestro. Los conocimientos que poseemos, profundizados en...

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