La narcomalia de Pinochel

AutorFrancisco Marín

VALPARAÍSO, CHILE.- La relación del ejército y las agencias chilenas de inteligencia con la producción y tráfico de drogas viene desde los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. Según un informe entregado en 1992 por el extitular de la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina) general Manuel Contre-ras, al juez Claudio Pavez -que investigaba un asunto de tráfico de armas conocido como Caso Huber-, en 1984 Eugenio Be-rríos produjo en el Complejo Químico del Ejército "coca rusa", una variedad inodora de esa droga, por lo que no puede ser detectada por los perros de las policías antinarcóticos.

La producción de la droga habría sido ordenada por el propio Pinochet y a cargo de la operación estuvieron su hijo, Marco Antonio Pinochet, y Yamal Bathich, representante en Chile del traficante de armas y drogas de origen sirio Monzer al Kassar. Este último se encargó -según Contreras- de distribuir la cocaína en Europa.

Berríos fue secuestrado en Montevideo y asesinado en noviembre de 1992 por oficiales del ejército chileno, en una operación de control de daños.

El director del Complejo Químico Militar, Gerardo Huber, fue asesinado en enero de 1992 con el mismo propósito, según se demostró en el juicio que acaba de concluir con la sentencia de la Corte Suprema -dada a conocer el pasado 23 de noviembre- en la que se condenó a cinco años de prisión al general retirado Víctor Lizárraga Arias y a cuatro años al brigadier Manuel Provis Carrasco.

Como relatan Saúl Landau y John Din-ges en su libro Laberinto, Pinochet y Contreras reunieron en Chile a los más importantes jefes de las mafias siciliana, francesa, corsa, cubana y croata. Es lo que se ha conocido como la Internacional Negra. Entre ellos destacó Stefano Delle Chiaie, quien fue incorporado, junto a un grupo de sus hombres, a las filas de la Dina. Su misión fue ayudar a poner en marcha el Plan Cóndor y conseguir fondos para la Dina, que empezaba a desplegar sus operaciones fuera de Chile (Proceso 1551).

Según se narra en el libro La delgada línea blanca, de Rodrigo de Castro y Juan Gasparini, Delle Chiaie y sus correligionarios italianos aprovecharon su estadía en Chile para viajar frecuentemente a Bolivia, donde establecieron contacto con la mafia de la provincia de Santa Cruz.

A los autores de este libro, el narcotra-ficante, colaborador de la CÍA y exinfante de marina estadunidense Frankel Ivan Ba-ramdyka les informó de la participación del ejército chileno y de Pinochet en el tráfico de...

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