1968: El parteaguas
| Autor | Sergio Aguayo Quezada |
| Páginas | 145-191 |
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VI. 1968: EL PARTEAGUAS
En 1968 las cuerdas de la historia se juntaron, trenzaron y tensaron.
Salió a la super cie la esencia del régimen y el entusiasmo que desperta-
ba en individuos, instituciones y sociedad la utopía democrá tica. El go-
bierno mostró su dureza; la juventud capitalina botó el mie do y salió a
las calles para exigir a gritos reformas y/o revoluciones, y la co mu nidad
internacional empezó a reconocer que algo no andaba bien en Méxi co.
La capital rea rmó su protagonismo. Nada volvió a ser como antes.
El movimiento del 68 generó ríos de documentos porque cada actor
puso por escrito sus posiciones y exigencias; es el acontecimiento de la
transición con recopilaciones documentales más abundantes.1 En con-
secuencia, esta selección de materiales sólo ilustra unos cuantos aspec-
tos: aquellos que considero neurálgicos para entender por qué el 68 es
uno de los parteaguas de nuestra historia.
EL PLIEGO PETITORIO
El inicio tuvo la sencillez de los grandes acontecimientos. Como era ha-
bitual, una manifestación estudiantil fue tratada con enorme dureza por
el aparato de seguridad. Los jóvenes y las autoridades universitarias se
inconformaron, el gobierno respondió como sabía y se encendió la dia-
léctica de las confrontaciones. Era inevitable que así fuera porque se ju-
gaban reglas básicas del sistema. Surgió entonces, de manera natural, un
pliego petitorio de seis puntos.
El 4 de agosto de 1968 se reunieron representantes de las escuelas
del IPN, la UNAM, la Escuela Nacional de Agricultura (Chapingo) y otras
escuelas del interior de la república, y aprobaron el primer documento
1 Dos colecciones de documentos fundamentales son Ramón Ramírez, El movimiento estu-
diantil de México (julio/diciembre de 1968), México, Era, 1969, dos tomos, y el trabajo inédito de
María de los Ángeles Knochenhauer, El movimiento estudiantil en México 1968, cuatro vols.,
mimeogra ado.
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PROTESTAS, REPRESIÓN Y REFORMA ELECTORAL, 1964-1979
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de unidad estudiantil en el que ya se incluían las seis peticiones. Luego ha-
bría docenas de versiones.
[…] Los estudiantes exigimos a las autoridades correspondientes la solu-
ción inmediata de los siguientes puntos:
1. Libertad a los presos políticos.
2. Destitución de los generales Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea,
así como también el teniente coronel Armando Frías.
3. Extinción del Cuerpo de Granaderos, instrumento directo en la re-
presión y no creación de cuerpos semejantes.
to de Disolución Social) instrumentos jurídicos de la agresión.
5. Indemnización a las familias de los muertos y a los heridos que fue-
ron víctimas de la agresión desde el viernes 26 de julio en adelante.
6. Deslindamiento de responsabilidades de los actos de represión y
vanda lismo por parte de las autoridades a través de policía, granaderos
y ejército.
[…]
“A la opinión pública”, El Día, 4 de agosto de 1968, cit. en Ramón Ramírez,
El movimiento estudiantil de México, julio/diciembre de 1968, tomo II, Méxi-
co, Era, 1969, pp. 37-39.
Por considerar que se había violado la autonomía universitaria, el rector
Javier Barros Sierra tomó la decisión de encabezar una marcha la tarde
del 1° de agosto. Ese hecho ungió de legitimidad al movimiento.
[…] Se efectuará en ese lugar una expresión en forma de discursos y retor-
naremos a esta nuestra Casa por la misma ruta. Quiero decir que confío en
que todos sepan hacer honor al compromiso que han contraído. Necesita-
mos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable,
que merecemos la autonomía, pero no sólo será la defensa de la autonomía
la bandera nuestra en esta expresión pública; será también la demanda, la exi-
gencia por la libertad de nuestros compañeros presos, la cesación de las
represiones. Será también para nosotros un motivo de satisfacción y orgu-
llo que estudiantes y maestros del Instituto Politécnico Nacional, codo con
codo, como hermanos nuestros, nos acompañen en esta manifestación. Bien-
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venidos. Sin ánimo de exagerar, podemos decir que se juegan en esta jorna-
da no sólo los destinos de la Universidad y el Politécnico, sino las causas
más importantes, más entrañables para el pueblo de México. En la medida
en que sepamos demostrar que podemos actuar con energía, pero siempre
dentro del marco de la ley, tantas veces violada, pero no por nosotros, a an-
zaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestras casas de estudios
superiores, sino que contribuiremos fundamentalmente a las causas liber-
tarias de México. Vamos pues, compañeros, a expresarnos. Y no necesito
repetirles una vez más que estemos alertas sobre la actuación de posibles
provocadores. Los provocadores, lo señalo desde ahora, si los hay —espero
que no, confío en que no—, serán objeto del repudio mayoritariamente
abrumador de la comunidad universitaria. Y yo, lo digo desde ahora y sin
ambages, seré el primero en denunciarlos ante nuestra Universidad y ante
la opinión pública. Muchas gracias.
“Día 1º de agosto”, Revista de la Universidad de México, vol. XXIII, núm. 1,
septiembre de 1968, p. 8, cit. en Ramón Ramírez, El movimiento estudiantil
de México, julio/diciembre de 1968, tomo II, México, Era, 1998, p. 179.
Al término de la manifestación el rector Barros Sierra pronunció ante
los manifestantes un discurso en el que destacó:
[…] Nunca me he sentido más orgulloso de ser universitario como ahora…
porque es la Universidad, son nuestras instituciones las que generan el es-
píritu con que habremos de afrontar los problemas pero también que sabe
apreciar nuestros triunfos.
Nuestra lucha no termina con esta demostración. Continuaremos lu-
chando por los estudiantes presos, contra la represión y por la libertad de
la educación en México.
Discurso de Javier Barros Sierra, El Día y El Universal, 2 de agosto de 1968,
cit. en Ramón Ramírez, El movimiento estudiantil de México, julio/diciembre
de 1968, tomo II, México, Era, 1998, p. 181.
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