Zumbido teatral

AutorJosé Armando García

Él no transmite dengue o zika, pero Luis Manuel Aguilar, "Mosco", tiene un tiempo volando en la escena teatral local y nacional, dejando su huella y su legado.

Si usted lo encuentra por la calle y le grita "Luis Manuel", lo más seguro es que no lo voltee a ver, pero si lo llama como "Mosco", cuenta con su atención inmediata.

El origen de este apodo proviene de sus inicios en el teatro, a los 12 años, un papel lo marcó tanto por su amor al oficio, como por el nombre con el que todos lo conocen y que ha trascendido ciudades, al grado que él con su compañía Centro Centro montó la escenografía de "Los Puritanos" en Bellas Artes.

"El mote lo recibí cuando entré al Taller Popular de Artes Plásticas, de adolescente, yo tenía 12 años, en unos talleres que ofertaba la Universidad de Guadalajara, y mi maestro, Enrique Martínez, decidió montar una obra de García Lorca, quien escribió obras para títeres, y él escogió una que se llama 'Títeres de Cachiporra' y ahí hay un personaje que es el dueño de la compañía de títeres, que se llama 'El Mosquito' y adivina a quién le tocó", recuerda Aguilar, quien tiene más de 30 años de trayectoria teatral.

Entrar a su taller es llegar a un mundo en el que se respira y se vive el amor por el teatro. Una maqueta con la escenografía creada para Bellas Artes, en la que "Mosco" verificaba la iluminación, máscaras de obras de marionetas realizadas anteriormente, herramientas de trabajo; al subir, un espacio con un "escenario" delimitado para realizar ensayos y en él una mesa con bocetos para futuras obras, además de un libro de Saramago (Las Intermitencias de la Muerte), uno de los proyectos que se encuentra preparando.

"El teatro se ha convertido en una forma de vida, estoy dedicado 100 por ciento a la actividad escénica, desde una postura ética y también técnica, soy un profundo reconocedor del hecho de que el fenómeno escénico es polisémico, por lo tanto nos obliga a ser interdisciplinario, eso desde los griegos lo sabemos", cuenta Aguilar.

"Yo digo que siempre fui, soy, un escultor y un pintor frustrado y la actividad del teatro en los grupos en donde yo empecé siempre exigía resolver los problemas de espacio, como siempre tuve habilidades plásticas me tocaba por default no sólo actuar sino que resolver de manera empírica las cuestiones de maquillaje, de prótesis o de...

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