Zona submetropolitana / El perfecto idiota

Ahora que vivimos en un mar de promesas, convenios, juramentos y compromisos llenos de buenas intenciones...

Ahora que vivimos el renacimiento de la esperanza (y ahora sí me cae que sí es la neta), de que "el mundo se sorprenderá de México", según Peña Nieto...

Ahora que nos enteramos que Felipe Calderón fue rechazado de la Universidad de Texas, en Austin, después de las manifestaciones en su contra y de recabar más de 3 mil firmas que lo acusan de querer refugiarse en la academia para esquivar su responsabilidad histórica...

Ahora que el mismo Felipillo ya está casi, casi, a punto de entrar a Harvard huyendo de su "leyenda" y recibiendo una nueva confrontación de académicos y estudiantes que le piden a la rectora de Harvard, Drew Gilpin Faust, que revoque el nombramiento de Calderón, ya que esta petición recabó más de 1,300 firmas en 24 horas...

Ahora que transitamos de la noche negra del panismo hacia la gloriosa reencarnación de los políticos del PRI, colmilludos y con toda la experiencia...

Justo en este momento, me acordé de un libro muy querido: "El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano".

Se trata de un texto escrito por tres latinoamericanos: Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa (Ed. Plaza y Janés, 1996), que reflexiona sobre los estereotipos más comunes de nuestros políticos.

El Perfecto Idiota puede ser de izquierda, de derecha, de centro, demócrata, totalitario, voluntarista, populista, conservador, vanguardista, tradicional, individualista o pertenecer a cualquier fracción política.

Abomina el consumismo pero está a la moda en todas las nuevas tecnologías.

Cuando habla de cultura dice siempre: "lo que sé lo aprendí en la vida, no en los libros, por eso mi cultura no es libresca, sino vital".

Sin embargo todos tienen un eje común: se sienten portadores de la verdad y se creen los salvadores del Estado y la democracia.

O sea, caben todos.

EL PARTO DEL IDIOTA

El Perfecto Idiota, al salir de la universidad e iniciar la carrera política, buscará el amparo confortable de un partido con alguna tradición y opciones reales de poder, transformando sus veleidades revolucionarias -propias del paso por la escuela- en una honorable relación con la Internacional Socialista, que tiene al PRI y al PRD como miembros regulares.

O si es de estirpe conservadora, tipo el PAN, buscará cobijo en la llamada doctrina social de la Iglesia.

Será, para decirlo en sus propios términos, un hombre con conciencia social. La...

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