Zona submetropolitana / País en desorden

El sábado pasado, antes de terminar las Olimpiadas en Brasil, apareció una nota que decía: "Castillo deja Río y brilla México en Juegos Olímpicos".

Salió con todo y novia.

La primera semana en las olimpiadas, México se veía muy mal. Sin conseguir ninguna medalla.... Pero, aparecieron las fuerzas armadas.

México ganó cinco medallas en las Olimpiadas de Brasil. Cuatro de ellas fueron obtenidas por miembros del Ejército Nacional y la Secretaría de Marina.

Ismael Hernández, Germán Sánchez y María del Rosario Espinoza, son cabos del Ejército Mexicano. María Guadalupe González ("Lupita González") forma parte de la Secretaría de Marina (Semar).

Solamente Misael Rodríguez, que anduvo boteando para conseguir dinero para el viaje (y ganó una medalla de bronce en Box en la categoría de 75 kg.), no es activo de las fuerzas armadas.

Todos ellos ganaron medallas por su dedicación. Por su entrega. Por su afán. Pero sobre todo, por el orden que tienen en sus vidas y la facilidad para que, desde las fuerzas armadas, se les apoye para especializarse en sus disciplinas.

¿Alguien podría decir que ganaron las medallas por su poder político? ¿Por sus amistades? ¿Por ser amigos del Presidente o de sus socios? ¿Por sus extorsiones? O ¿por plagiar sus exámenes en el Ejército?

Desde luego que no, pero somos un país en desorden.

Recordé una cita que tuve recientemente en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Me impresionó el orden que hay en la Sedena. Todo se ve limpio. Todo en orden. Funcionando. En manos de un equipo que supervisa lo que ahí sucede.

Me pregunto: ¿No debería funcionar el país tal y como funciona la Sedena?

¿Porqué si tenemos una Sedena bien organizada y ordenada, llena de mexicanos, el país se debate en un mar de desorden sin que pueda atender ni siquiera a sus atletas? No sé si esto sería posible.

En la Sedena hay orden y disciplina. Mientras afuera, en el país, impera un desorden en todas las áreas que podamos imaginar.

En el desorden del gobierno, se permite que la corrupción y la impunidad estén presentes en nuestra vida cotidiana.

En ese desorden el presidente es intocable.

Hay miles de ejemplos, pero me detengo en una noticia que me llamó la atención.

AUTO DE ATLACOMULCO

Hace una semana apareció en el diario un auto que podría valer 20 millones de dólares (Reforma, 20/VIII/2016).

Se trata de un Ferrari 250 GT LWB, de 1959. Que se compró en subasta, en 2010, en 7 mdd.

Es un auto de la colección que tiene Carlos Hank Rhon, presidente...

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