Zona submetropolitana / Dos de octubre y periodismo

Mañana se cumplirán 43 años de la masacre de Tlatelolco.

Las huellas autoritarias de esas épocas siguen deambulando entre nosotros, como fantasmas de un destino condenado a padecer gobiernos ineptos y corruptos, que han reproducido la impunidad para salvaguardar sus intereses económicos.

¿Hemos avanzado?

Sí, sin duda alguna y hoy existen diversos espacios de expresión que han conseguido su legitimidad a base de firmeza y convicción.

¿Hemos alcanzado un desarrollo político, económico y social digno para nuestra sociedad?

No, de ninguna manera y, para como están las cosas, cada vez parece más lejana la posibilidad de soñar con un cambio real en un futuro cercano.

Podemos rememorar esta fecha de muchas formas.

Pero hoy quisiera recordar una de las consignas principales que, en buena medida, fue el pivote que me empujó a llegar al camino del periodismo como una forma de participación social.

Se dice que el periodismo es algo muy frágil, una simple cuestión de confianza.

O se cree en un medio o no se creé. Pero lo peor es que, cuando se pierde la confianza, nunca puede ser recuperada.

El oficio del periodista es que le crean y punto. Si no le creen, no sirve de nada su trabajo.

Los periodistas, a diferencia de los políticos, dicen lo que ven, lo que conocen, lo que comprueban y pueden demostrar y esa es su fuerza: contar al mundo lo que pasa.

Pero hay periodistas a quienes nadie les cree nada y siguen llamándose periodistas. Muchos de ellos están o han estado ligados al gobierno, a la Iglesia o a la iniciativa privada, pero en el fondo sólo son voceros de sus jefes.

Otros más reciben dinero por decir lo que dicen. A esos se les llama "chayoteros", ya que esos pagos son conocidos en el medio como chayotes.

Hay otros que no tienen ninguna ideología o que se dedican a lucrar más con la moda y todas las superficialidades mundanas de la sociedad. Si acaso son una especie de publicistas, pero no pueden ser llamados periodistas.

Pero también existen los que dicen lo que dicen aunque duela y a quien le duela.

Hacen investigación y no les da miedo preguntar. No son muchos pero existen y leerlos y escucharlos es una obligación para quien quiere informarse.

Esos son los imprescindibles.

¡PRENSA VENDIDA!

Durante las manifestaciones públicas y marchas estudiantiles de 1968, el periodismo mexicano recibió en su cara una bofetada unánime de reclamo por parte de la población: ¡Prensa Vendida!

No en vano los viejos antiguos dueños de los periódicos, radios y...

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