Zona Submetropolitana / Entre cartujos y cartuchos

Hay paralelismos en la vida de los hombres que son insospechables. Entre los más rectos y los más santos frente a sus opuestos, hay una línea tenue casi mínima que los separa. ¿Cuál es esta línea?, ¿cómo descubrirla?, ¿cómo? Le propongo que lo hagamos con estos dos ejemplos:

La orden de los monjes Cartujos es una orden contemplativa que fue fundada por San Bruno en el año mil 100. Su característica principal es que es la orden religiosa que profesa la mayor austeridad en la práctica y a lo largo de su existencia, de más de 900 años, han permanecido en la pobreza sin caer en lujos. Los monasterios de los cartujos son llamados cartujas y allí buscan estos monjes una vida de contemplación y oración.

La finalidad de los monjes cartujos es la contemplación en una vida monástica de oración pura y continua. La primera característica del monje cartujo es la búsqueda de dios en la soledad. Y la soledad del cartujo se encuentra en tres niveles: 1) la separación del mundo; 2) la guarda de la celda; y, 3) la soledad interior, o la soledad del corazón.

Los monjes cartujos guardan tres votos de: pobreza, castidad y obediencia y además guardan dos votos extras, que son la estabilidad del monasterio y el voto de conversión de costumbres, en el cual se busca un crecimiento de entrega hacia "el Señor".

Las cartujas requieren de gran extensión de territorio debido a que los monjes son eremitas (ermitaños) que viven en comunidad, esto les permite tanto el aislamiento como la unión para lograr llevar a cabo su carisma contemplativo.

Los monjes no reciben visitas, pero tienen un día libre a la semana en el cual pueden esparcirse fuera del monasterio. No realizan apostolados en el exterior del monasterio, no tienen radios ni televisores, esto permite el desarrollo del silencio interior.

Las misas de los monasterios no están abiertas a la comunidad, sólo a los miembros de la orden y sus familias pueden asistir a misa dos veces por año.

Para entrar a un monasterio cartujo se recomienda meditar sobre la vocación, que debe ser orientada a un fuerte deseo a la oración. Contactar cualquier monasterio y buscar una charla. Realizar un retiro en un monasterio para conocer la vida de la cartuja y, si le convence, volverse contemplativo.

AHORA: ¡LOS MONJES CARTUCHOS!

Esos serían los nuestros. Nuestros monjes cartuchos son muy especiales (no son monjes, se hacen majes), o de plano si son muy neopanistas, nomás ven que les habla la virgen (o "el Gran Sabritón") y se les cae...

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