Zona submetropolitana / Boda magistral

AutorHéctor Castillo Berthier

El primero de febrero de 1994, publiqué mi primera intervención en la sección de opinión del periódico Reforma.

Se tituló Boda Magistral, en donde reseñaba una boda sucedida el sábado 15 de enero con nuestra más alta sociedad política.

Se trató de la boda de una hija de Elba Esther Gordillo, lideresa histórica del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), en la cual fungió como testigo de honor Carlos Salinas de Gortari.

El evento se cumplió bajo todos los cánones establecidos por esta costumbre para dar paso al festejo.

En la mesa de la señora Gordillo, junto a ella, estaba el licenciado Fernando Solana, entonces secretario de Educación Pública.

Con el tema de "Ghost" inició la nueva pareja el tradicional "baile de los novios", ante el aplauso de los 400 invitados que llenaron las mesas colocadas en el patio del Claustro de Sor Juana.

"Oh my love, my darling... I'm hungry for your love".

Después vino una larguísima fila de abrazos que duró casi una hora.

Tiempo en el que dejó de tocar una de las orquestas contratadas para dar la entrada a 10 violines clásicos y un cantante de ópera que al son de "O sole mio" abrió el servicio de la elegante cena preparada por Banquetes Mayita.

Lo mejor de lo mejor en comida y bebida. Los aperitivos. Los vinos tintos y blancos. Los digestivos. Y por supuesto el "champán francés" (del de a de veras) para brindar por la felicidad de los novios.

La fiesta se realizó en "dos tiempos". El primero, que incluyó la cena, los violines y el baile con dos magníficas orquestas hasta las 3:30 de la mañana del domingo.

Y el segundo, cuando cambiaron los platos, los vasos y se abrió un nuevo servicio de meseros con tamales, frijoles, tequila y todo lo demás, para dar la calurosa recepción a un mariachi vestido de blanco, contratado para tocar más allá del amanecer.

La fiesta fue un poco ambigua. Parecía una mezcla entre asamblea de maestros priistas... y fiesta de graduación de diseñadoras de moda de la Universidad Anáhuac.

María Esther Gordillo en pleno baile con Ricardo Rocha, con su vestido de seda color verde botella y café en un clásico estilo del siglo XIX.

Sus "fans" y seguidoras, con colores de pelo y peinados muy similares. Todas frente al atrio dorado que habían instalado con un águila enorme, también dorada, con las alas abiertas en el mejor estilo de moneda porfirista y que sirvió como marco lleno de cirios y flores para la feliz pareja.

Y en pleno "viboreo", no pude evitar pensar en el...

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