Zona submetropolitana / Basura de regreso 2

Inmundicia, porquería, suciedad, desechos, ralea, desperdicios, sobras, residuos, despojos, restos, bazofia...

Todos éstos son sinónimos peyorativos de lo mismo, de un cáncer que poco a poco va creciendo en la Tierra, terrible en sí mismo, inevitable y pavoroso cuando se piensa cómo avanza enlodando las ya contaminadas aguas, ensuciando el suelo y el aire de nuestro planeta.

Cualquier sociedad merece ser juzgada a través de su basura.

Esta nos permite entender cómo es, cómo funciona, su nivel de desarrollo y, sobre todo, cuáles son las propuestas que ha creado para enfrentar este problema cotidiano de la humanidad.

Bajo esta perspectiva ecológica, se puede argumentar que la basura es inherente al ser humano, que éste ha tenido que cargar siempre con sus desechos desde cualquier punto que se le quiera ver. Pero no es sólo esto.

Mientras las ciudades y pueblos fueron "pequeños" y el espacio circundante era "mucho" no parecía haber ningún problema.

Poner "lejos y fuera" de las ciudades lo que no se quería, para que no oliera mal, para que no se viera feo, o bien para que no se transformara en un foco de contaminación, fue posiblemente el primer pensamiento de los humanos para darle un lugar a su desechos.

Así fue en el tiempo de los aztecas y así fue durante los siguientes cinco siglos en todo el mundo.

Ahora bien, conforme se da el crecimiento demográfico y la expansión geográfica de los pueblos, el problema de la basura adquiere otras dimensiones nunca imaginadas.

BASURA: ¿LEJOS Y FUERA?

¿Qué tan lejos y fuera está un lugar, cualquiera que éste sea, del poblado más cercano?

¿Dónde empieza "lo lejos" y termina "lo fuera" que no se halle forzosamente dentro del siguiente espacio?

No debe olvidarse que todos, absolutamente todos, vivimos en un "sistema cerrado" llamado medio ambiente, donde lo que se haga en un sitio o lo que deposita en otro, aparece nuevamente.

La pregunta es: ¿dónde y cómo aparece?, ¿bajo qué forma o cualidad regresa a nuestro medio?

En la sociedad contemporánea se habla permanentemente del "consumo de bienes", como si éstos fueran realmente consumidos y desaparecieran (Small, 1970, p. 11).

Pero podemos preguntarnos: ¿quién realmente ha consumido una lata de cerveza, una varilla de construcción, un automóvil, las envolturas de los alimentos, la tapa de un refresco, o el periódico de ayer? Nadie, ningún humano lo ha hecho.

En este sentido nosotros solamente somos "usuarios" de los productos, no consumidores.

"Toda la economía...

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