El Zafiro Maldito

En 1857, la India se sumió en la confusión cuando un levantamiento armado contra los británicos trajo caos y destrucción al país. Eventualmente, el levantamiento fue reprimido por el ejército británico, sin embargo, había costado muchas vidas indias.

Antes de abandonar el país, un coronel de la Caballería de Bengala, W. Ferris, según cuenta la historia, robó del templo del dios Indra en Cawnpore (India) durante la revuelta hindú de 1857 lo que él creía era un zafiro púrpura (resultó ser una amatista).

Tan pronto como regresó a Inglaterra con su familia, Ferris comenzó a sufrir una serie de desgracias financieras que los llevaron al borde del colapso.

Al principio, Ferris culpó a su pobre criterio y a las malas decisiones que tomó, pero cuando todos los miembros de la familia también sufrieron una serie de enfermedades debilitantes, sus pensamientos se volvieron hacia la gema.

Sus temores se confirmaron cuando prestó la piedra a un amigo de la familia que inexplicablemente se suicidó.

En 1890 el hijo del coronel Ferris le entregó en custodia la gema a Edward Heron-Allen, uno de los eruditos más respetados de su tiempo.

Escritor y científico, sus intereses eran amplios y sus talentos abundantes, por lo que ciertamente no era un hombre que estaría bajo la influencia de la superstición

Tal vez porque era un hombre tan racional y escéptico, aceptó la custodia de la piedra.

Al poco tiempo, el científico abandonó toda razón y comenzó a atribuir una serie de eventos desafortunados a la maldición de la piedra.

En un intento por neutralizar el poder de la maldición, Heron-Allen llevó la gema con un joyero local, quien la ató con un anillo de plata formado como una serpiente de doble cabeza.

También añadió dos escarabajos egipcios a la amatista e inscribió un anillo con los símbolos del zodíaco a su alrededor.

Además, en uno de los extremos se le adjuntó la Cruz de Tau.

En los años siguientes la piedra no dió molestias, pero en ese tiempo se presentó un yogui hindú en la casa de Heron buscando regresar la gema a la India, cosa que lamentablemente no consiguió.

En 1902, Heron-Allen aceptó a regañadientes prestar el el Zafiro de Delhi a un amigo.

Dicha amistad fue entonces acosada de inmediato por una serie de eventos desafortunados.

Rápidamente le devolvió la gema a...

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