Yevgeny Primakov/ Pesadilla chechena

AutorYevgeny Primakov

Una vez más, la guerra rusa en Chechenia (que retumba, estruendosa y despiadada desde hace una década) encontró su explosivo camino hasta las calles de Moscú. La cantidad de vidas que se ha cobrado entre el inocente público que se encontraba en un teatro de Moscú ratifica la lucha de Rusia contra los rebeldes chechenos como un sangriento y bien diferenciado frente de la guerra contra el terrorismo. Esa guerra debe ser ganada. Pero también ha llegado el momento de que Rusia cambie su política. Chechenia debe seguir siendo parte de la Federación Rusa, pero está claro que no se puede alcanzar tal meta estratégica utilizando sólo los medios militares.

Las fuerzas federales rusas le han dado devastadores golpes a los insurgentes chechenos una y otra vez, pero la resistencia chechena nunca ha sido destruida. Aunque podrían planear mejor las cosas, no se puede culpar únicamente a nuestros comandantes de la incapacidad de Rusia para acabar con la rebelión. ¿Por qué no? Porque la rebelión chechena empezó en el ámbito político y puede sólo terminar con un acuerdo político.

¿Qué debería hacerse? El primer paso debe ser distinguir a los chechenos pacíficos de los rebeldes. Por desgracia, Rusia no hizo esto al inicio de la insurrección, sobre todo porque los bandidos residían en pueblos y aldeas, lo que resultó en muchas muertes civiles cuando las fuerzas rusas atacaron directamente a los rebeldes.

Hoy en día, las fuerzas rusas intentan separar a la gente común de los bandidos brindando poderes autónomos de Gobierno y de seguridad a personas nativas de cada asentamiento checheno. Pero este método no está funcionando y no funcionará si se continúa aplicando como hasta ahora.La mayoría de los chechenos pacíficos todavía no rechazan por completo a los bandidos, quizá porque los bandidos persiguen a aquellos que colaboran con las autoridades rusas. Además, hay muchos chechenos que le temen más a los funcionarios rusos que a los bandidos.

Esa transferencia de autoridad ejecutiva a los Gobiernos autónomos chechenos seguirá fallando a menos que se induzca a los comandantes rebeldes locales a participar en el diálogo. Estos comandantes son a menudo líderes de clanes que nunca han sido elegidos y que nunca considerarían someter su autoridad al voto.

Estos hombres por sí solos tienen la habilidad de lograr la paz, si no ha de ser la democracia. Si mantener su autoridad y autonomía local es el precio que se ha de pagar por dar fin a la matanza, o al menos...

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