Ximena Peredo/ ¿Está usted cómodo?

AutorXimena Peredo

¿Ya dirigió el ventilador hacia usted antes de iniciar esta lectura?, ¿se quitó el zapato que le lastima? La comodidad se ha vuelto moda y exigencia de todos los cuerpos y conciencias. Fíjese en los nuevos diseños de ropa y de calzado y compárelos con los antiguos tacones puntiagudos o el terrible corsét. Los jeans y tenis son el atuendo de la mayoría, las aspirinas llegaron para eliminar el mínimo dolor, lo desechable vino para consentir la flojera del lavadero. Está de moda la comodidad y ésta se puede vender a cualquier precio y en diversas presentaciones.

La comodidad de conciencia , sin embargo, es el precio más caro que estamos pagando por esta moda. La prohibición del dolor y del sacrificio físico ha venido anulando la autocrítica y la reflexión. Nos hemos vuelto cuerpos inválidos para criticarse y mejorar pero acomodados en un sillón disfrutando limonadas heladas. La semana pasada fueron publicados dos ejemplos de esto que hoy le platico, uno estuvo a cargo del pueblo mexicano y otro a cargo de las regias fumadoras.

Transparencia Internacional es un organismo encargado de evaluar los niveles de corrupción nacionales y que la semana pasada entregó el estudio formulado en México. Los datos arrojados son lo mismo reveladores e idiosincrásicos. Es así que el 64 por ciento de los mexicanos no conciben la corrupción como problema grave, 25 por ciento dice que la corrupción es natural y que por lo tanto no hay remedio, 20 por ciento asegura que la corrupción siempre ha existido, y por último, 5 por ciento de los y las mexicanos dice que la corrupción es un mal menor que ayuda a que el sistema funcione.

Estos porcentajes por fin me hacen entender el porqué la corrupción ha sido parte de nuestro sistema político desde que nació. Este estudio dice más que mil discursos populistas prometedores de transparencia. La sociedad mexicana es corrupta y participa en las transas callejeras y sucias, por eso minimiza el desgaste nacional que causa.

Después de comprar unas placas chuecas, el mexicano común le endilgará todas las culpas a ese mal llamado "corrupción", desde la pobreza hasta la ponchadura de una llanta. Lo interesante es que aunque la mayoría sabe que los Salinas se embolsaron una fortuna y que quedamos...

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