Ximena Peredo / Sin taparnos la boca

AutorXimena Peredo

Como si de su uso dependiera nuestra permanencia, el cubrebocas se convirtió, en la última semana, en artículo de primera necesidad. Impresionada por ver a tanta gente portándolo, confieso que un día de éstos fui a la farmacia de mi barrio a preguntar si es que alguno habría sobrado para mí. Ante la negativa del propietario, comencé a reflexionar sobre el valor de un cubrebocas hoy en México.

El sentimiento de seguridad que produce el uso del cubrebocas pudiera inhibir reflexiones de largo aliento que, más que enfrentar una situación inmediata, evitarían la aparición de este tipo de contingencias.

El pánico que han provocado medios de comunicación irresponsables, aunado al reparto masivo de cubrebocas operado por los gobiernos, envían un mensaje simplista a la población: nada podemos hacer más que cuidarnos de este nuevo virus.

En este sentido, el uso del cubrebocas es una reacción disciplinada y pasiva, que no cuestiona, ni exige, ni reivindica y que probablemente sólo reviste de una sensación de seguridad psicológica, más que sanitaria. Es mejor tener a un pueblo tranquilo encerrado en su propio aliento que a un pueblo cuestionándose cómo es que llegamos a una contingencia epidemiológica de tales alcances. ¿Se pudo prevenir la mutación de este virus?

Pablo Ordaz, del periódico El País, cuestionó a Miguel Ángel Lezama, director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud, el motivo por el cual nadie en su importante oficina usaba tapabocas. La respuesta fue bien clara: "Bueno, es más una demanda de la población. La gente se siente más segura llevándolas, más tranquila, y no les hace ningún daño".

Contrario a lo que opina el Dr. Lezama, el cubrebocas sí hace daño al ciudadano que se siente protegido aun a pesar de vivir en un país cuyos ríos transportan veneno y cuyo aire enferma a la población urbana. El cubrebocas evita que nos sintamos parte del problema y que iniciemos incómodos cuestionamientos al sistema económico en el que vivimos.

Recién nos estamos enterando de que la...

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