Ximena Peredo / Muros para la biblioteca

AutorXimena Peredo

Luego de repasar casi de memoria los libros del estante, los hermanos se ponen de acuerdo y eligen un título para llevarlo al jardín. Sus papás ya los esperan en un tapete bajo la sombra de un árbol.

Tendidos los cuatro abren el cuento y despegan hacia el "reino de lo posible". Ésta era una estampa típica de la Biblioteca al Aire Libre, en el Centro de las Artes.

Sucedió durante cinco años que familias enteras, desde el pequeñito hasta el abuelo, aprendieron a jugar ajedrez, o aprendieron a ver un papel como algo vivo, en el taller de origami. Los últimos domingos de mes la gente trocaba libros. Sí, como lo lee. Compartir, todos lo sabemos, enciende en nosotros un poder extraño, podría decir que primigenio.

Además de estas actividades permanentes, cada fin de semana la Biblioteca al Aire Libre ofrecía talleres con artistas locales que enseñaban un poco de su oficio a las familias. De esta forma muchos hicieron su primera escultura, o diseñaron un títere de papel maché, entre decenas de otros ejemplos.

El afecto que este espacio despertaba en su público era tal que las familias lo consideraban propio; donaban libros a la biblioteca, adornaban sus instalaciones, y no faltaba el fin de semana en que a los talleristas los sorprendieran con comida, que es una forma muy contundente en que los mexicanos demostramos la gratitud.

Pues bien, a las 5 y media de la mañana del viernes pasado, la Biblioteca al Aire Libre fue demolida y sus materiales y libros arrojados a un pasillo. La advertencia la dio unas horas antes la nueva dirección del Centro de las Artes, que proyectó para ese espacio oficinas de la presidencia de Conarte.

Pero los espacios son mucho más que paredes. Cuando los talleristas anunciaron el cierre del proyecto en la página de Facebook de la Biblioteca se dejó caer un alud de indignación, pero al mismo tiempo de agradecimiento por todo lo recibido. Al destruir su estructura visible quedó desnuda su estructura interior: sus relaciones.

Elimina, luego averiguas es una marca del sistema político mexicano. La diferencia de esta historia es que los tomadores de decisiones terminaron enterándose por los propios usuarios, artistas, promotores culturales y por los propios talleristas que...

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