Ximena Peredo / Una maravilla prohibida

AutorXimena Peredo

La pequeña Grace Elizalde ganó nuestro corazón con su mirada apacible sobre el convulso mundo. Grupo Reforma nos presentó su caso: vive con el síndrome Lennox-Gastaut, un tipo raro de epilepsia, que llega a provocarle hasta 400 convulsiones al día. Sus padres, buscando aliviar esta situación, decidieron probar suerte con el cannabidiol, un derivado no psicoactivo de la planta cannabis, ilegal en México. Podían, claro, traerla de contrabando, escondida en el dobladillo de la falda -así metió mi abuela al país varios chorizos y panceta de España- pero decidieron conseguir el medicamento para todos, es decir, se comprometieron a abrir brecha.

Como ahora sabemos, luego de varios meses de gestiones, y recibiendo negativas del gobierno mexicano, el derecho tuvo que pelearse por la vía del amparo. Finalmente, el 18 de agosto éste fue concedido con la siguiente justificación: "Con esta medida cautelar no se afecta el interés social ni el orden público, pues la sociedad ha manifestado su permanente interés en que se proporcione a los niños los satisfactores, cuidados y asistencia necesarios para lograr su sano crecimiento y desarrollo pleno".

En este histórico fallo se encuentra el espíritu humanista del derecho, sí, pero también se exhibe cuán retorcido puede ser dar el tratamiento de excepción al derecho universal a la salud. En este punto lo justo y lo injusto se parecen tanto que se confunden. Pero además, ¿por qué han de perder esos niños su derecho a ser protegidos cuando crecen y se convierten en adultos?

La propaganda prohibicionista que llamaba criminales, depravados o tarados a los consumidores nunca probó su punto científicamente, pero tampoco tuvo necesidad de hacerlo. Una vez que el sistema legal penalizó el cultivo, el comercio y el consumo de esta planta, todo contacto con la cannabis fue entendido como conducta criminal. Así, en la década de los 70, la mariguana se prohibió por órdenes, primero, de las buenas conciencias y después de la policía. Pero no fue sino hasta el año 2006, cuando Felipe Calderón declarara la guerra "a las drogas", que resultó realmente peligroso conocerla, ya no digamos cultivarla o usarla. Pese al abuso que esto representa...

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