Ximena Peredo/ 'No pierdas el tino...'

AutorXimena Peredo

Tras los avionazos llegó el bombardeo, aunque los estadounidenses aún no se percatan de este masivo atentado. Desde el martes de la semana pasada hasta estos momentos, los medios masivos de comunicación estadounidenses no han dejado de bombardear la conciencia de su nación.

Se han dado a la tarea de condenar a sospechosos como inminentes culpables, han manejado información tendenciosa sin el menor recato y, sobre todo, han sembrado en el pueblo estadounidense una sed de venganza incontrolable.

¿Cuántas veces han proyectado la escena de los aviones estrellándose en las torres gemelas?, ¿cuántas veces transmitieron la misma escena de un puñado de palestinos festejando la tragedia? ¿Es esto ético?, ¿qué alcances tiene?

Imágenes desgarradoras transmitidas una y otra vez, como con cierto tinte masoquista. Madres llorando por sus hijos, esposos desesperados por sus parejas, niños huérfanos, bomberos convalecientes, gente gritando, corriendo aterrada; mil historias dolorosas que antes que procurar la reflexión o la información certera alientan a la guerra, porque ante tanto dolor, uno, como espectador, no deja de hacerse la pregunta: ¿quién fue?

Los medios masivos estadounidenses han ayudado a crear una psicosis que se pudo haber evitado. Parece que se confabulan con la política bélica de Bush propiciando un sentimiento nacionalista exagerado que desemboca en un deseo de venganza generalizado. Es difícil cuestionarse qué tanto mal estoy causando como cadena televisiva a una nación dolida (que además está armada), cuando las imágenes que proyecto retacan mis bolsillos de billetes.

La bandera de Estados Unidos, en todos los tamaños posibles, se ha convertido en un producto de primera necesidad. Una encuesta de Gallup revela que el 86 por ciento de la población quiere mostrar su bandera (EL NORTE 16/09/01). Seguro, los fabricantes deben de estar derramando una lágrima en el ojo izquierdo por la tragedia, mientras que con el derecho cuentan cuántos dólares están ganando. Y esto, ¿qué tiene de peligroso?

Se está gestando un nacionalismo exacerbado que me recuerda los inicios de las más grandes heridas de la era contemporánea. El atentado terrorista ha sido, sin duda, una rajada muy dolorosa que nos deja sin palabras, pero además puede propiciar mayores males que aún podemos evitar.

Las ventas de armas para la ciudadanía se han disparado en la última semana y éste es un foco rojo que un verdadero patriota no puede pasar desapercibido. Playeras, gorras...

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