Un Xeneize en el 'paraíso'

AutorLuis Carrillo

Señor Futbol / Enviado

PACHUCA.- Acompañado de manera incondicional por su esposa Alicia y su hijo Mateo, Luciano Carbone aceptó una oferta de trabajo en el Estado de México y abandonó su vida en San Carlos de Bariloche justo meses antes de que estallara la crisis económica y política en aquel país sudamericano. Ninguno de los tres habría pensado entonces que aquella travesía significaría un cambio definitivo de vida, de ciudad, de costumbres, de comida y hasta de manera de asistir al futbol a ver al equipo de sus amores: Boca Juniors.

Oriundo del Barrio de la Boca, en Buenos Aires y actual residente de Coacalco, Luciano estuvo presente en el Estadio Hidalgo el miércoles pasado junto a sus dos amores. Los tres gritando a los cuatro vientos en favor de los xeneizes ante Pachuca, envueltos por la "Barra 12" de Boca y por una buena cantidad de arrimados mexicanos de "La Monumental".

Se sentían como en casa, pero a la vez, mostraban algunos signos de nostalgia, de su natal Argentina.

"Yo soy del mero Barrio de la Boca, de donde salió este equipo. Me vine a trabajar a México hace cinco años por una oferta de trabajo en Coacalco y ahí residimos mi esposa, mi hijo Mateo y yo. Estamos muy a gusto, nos agrada México, pero nada como Argentina.

"Soy hijo de inmigrantes italianos, como lo son muchos de los originarios del barrio. Vos sabes que no hay dinero, se trata de un barrio humilde, de ahí salí y me da mucho orgullo decirlo. Por lo mismo ahora que supimos que venía Boca a jugar a Pachuca, compramos boletos en cuanto nos enteramos del juego, con todo y el precio que mira que no es barato (entre 250 y 300 pesos). Pero mira que lo vale ¿eh?, hermoso estadio éste, yo creí que era feo", menciona Luciano.

Salta Boca a la cancha del Hidalgo y este señor con aspecto tranquilo de pronto se transfigura y adquiere su faceta de hincha consumado. "¡Dale, dale, dale Boca, dale hoy al Tuzo como a la gallina, dale, dale, dale Boca!", comienza a gritar el padre de familia en alusión al odiado River, mientras el pequeño Mateo, de siete años de edad, mira con atención y cierto asombro los saltos que pega su padre sobre el concreto.

"¡Maldito árbitro, serás tan hijo de puta, la concha de tu madre!", grita el señor Luciano, a la vez que su pequeño se extraña todavía más por las expresiones de su progenitor, aunque prefiere no pronunciar palabra y seguir viendo, como muchos niños, a las demás personas de la tribuna por sobre las acciones del partido en sí.

Entonces, Luciano aprovecha la pausa de un cambio de jugadores y vuelve a recordar su origen.

"Allá en el Barrio de la Boca hay muchos conventillos (vecindades), de donde salen grandes futbolistas. Somos los mejores hinchas de Argentina, pero yo jamás pensé que me iría de mi país. No creí que vendría a México, al menos no por muchos meses, pero pues ya estamos aquí", dice.

"(México) Es un bonito país, tiene gente muy calmada, pero como que en el futbol no son muy apasionados. Cuando allá hay un Clásico entre Boca y la gallina (River Plate), todo el país se paraliza un mes antes y hasta un mes después. Uno no puede salir cuando pierde, en cambio aquí el América contra Guadalajara he visto que se vive muy 'light', ¿o no, Mateo?". El pequeño vuelve a guardar silencio.

- ¿Volvería usted a Argentina para poder ver a Boca cuando quiera?

"No...

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