Mexicar/ ¿Eres sociedad civil?

AutorEnrique Canales

Cuando don Samuel Ruiz nos amenazaba con formar su patria indigenista, encerrando a la gente para que no tuvieran el derecho de votar en secreto por sus autoridades, decía que contaba con el apoyo de 250 "organizaciones de la sociedad civil". Pensé que la mayoría de esas organizaciones civiles eran espurias, pero nunca pude comprobar nada. Vivíamos en la época de la opacidad tardía y no en el comienzo de la transparencia.

Según nos reportan los cuentistas, el hombre que inventó el martillo quedó tan encantado con su nueva herramienta que anduvo por varios días martillando todo lo que veía. De forma similar, ahora, los mexicanos al haber descubierto la transparencia, enhorabuena, la intentamos aplicar a todo lo que vemos.

Nosotros no votamos directamente por la transparencia, votamos por la democracia para zafarnos de la piedra de Pípila que el PRI nos había encimado. Pero ya un poco más libres en una democracia contestataria, que no todavía poco participativa, nos hemos dado cuenta que la transparencia es un imperativo consecuente de la democracia. La democracia está resultando un espacio propicio para que la transparencia se instale y visualizamos que es la transparencia la que provocará los beneficios de eficiencia, equidad y honestidad. Ahora, semana a semana, tenemos noticias del avance de la transparencia en todo el país.

La democracia como sistema político es buena porque obliga a las autoridades a ser transparentes en sus gestiones y en sus cuentas. La democracia no provoca la equidad y eso decepciona a los que quisieran rasar parejo a los humanos. La democracia no provoca la equidad porque es hija de la libertad y, al abrirse no las oportunidades sino "las posibilidades de más oportunidades", entonces cada quien agarra las que pueda observar y pueda construir según sus ganas de fregarse bonito.

Pero, como decía Rawls, la democracia construye la justicia porque, poco a poco, a base de claridad, de libertad y de trato similar, se va borrando la diferencia de partida. Pero la libertad no construye la equidad porque, aunque partamos de una misma posible información, a esa información no le ponemos el mismo esfuerzo ni el mismo talento ni la misma enjundia para aprovecharla.

Una de las ventajas de la claridad y transparencia es que se va reduciendo el espacio para aquellos grupos, organizaciones, caciques, políticos o líderes que nos engañan. No digo que ya no nos van a engañar ni saquear, digo que se va reduciendo el espacio del engaño.

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