¿Masoquismo o amor al arte?

AutorRoberto Zamarripa

ENVIADO

KISARAZU, Japón.- Futbolistas frustrados, autocomplacientes, herederos de la tradición, masoquistas, los árbitros de la Copa del Mundo Corea-Japón, según ellos, no tienen mácula.

Hace dos meses que fueron al oculista, al otorrinolaringólogo y al cardiólogo. Dicen estar en perfectas condiciones físicas como para llegar a tiempo a todas las jugadas, oír incidencias en el campo y, sobre todo, verlas bien.

"Es mejor ver que oír", ironiza Anders Frisk, árbitro sueco de 38 años de edad, ante la polémica desatada por las decisiones en partidos clave del Mundial.

"Aquí es imposible un complot o una decisión de favorecimiento. Aquí hay árbitros de todos lados. Son demasiados como para ponerse de acuerdo. No hay complot. Esa no es la discusión. Simplemente, lo que se dice es el costo de las emociones", dice Frisk, un árbitro con más facha de jugador que de silbante.

De pelo revuelto, alto y fornido, Frisk pitó el partido de Irlanda contra España, donde marcó dos penaltis en favor de los irlandeses. Uno de ellos lo fallaron y el otro les dio el empate que obligó a la prórroga y a dirimir el juego en tiros de once pasos.

España ganó en esa tanda de penaltis y no tuvo queja del silbante.

Pero ahora, al ser derrotado por Corea también en penales, y luego de decisiones dudosas, España ha levantado su queja. El entrenador español Camacho unió su voz a la del italiano Giovanni Trappatoni, quien también se quejó del favorecimiento de los silbantes hacia el anfitrión Corea del Sur.

"Hace 15 años que estoy en esto del arbitraje y siempre es lo mismo. Son las mismas quejas de los perdedores", afirma Markus Merk, árbitro alemán de 40 años de edad, quien participó en Japón-Rusia y Dinamarca-Inglaterra.

Benín es uno de los países más pobres del mundo. Expulsor de esclavos hace dos siglos, ex colonia francesa.

Fue colonia europea hasta principios de 1960 y tras su independencia asumió un gobierno socialista en medio de la inestabilidad política. Tuvo 12 gobiernos en 16 años. Tras una relativa estabilidad con un gobierno socialista vino la caída del Muro de Berlín y a Benín le llegó su turno.

Así, en el último lustro del siglo pasado, tuvo un viraje hacia el neoliberalismo. En esas andan. Siguen tan pobres como siempre.

Producen igual que hace siglos, palma y aceite. Viven en el país de poco más de 100 mil metros cuadrados de superficie, más de cinco y medio millones de personas. La migración sigue y le pega al vecino Nigeria.

En futbol no son como Senegal o...

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