¿Hasta dónde llegaremos?

Redacción/reforma

Compartir los alimentos sentado, rodeado de familiares, de manera tranquila, ha quedado en el pasado. La soledad y el individualismo complementan de manera casi perfecta el perfil del hombre y de la mujer actual.

"Aquí el número de personas que piensa sola, que canta sola, que come y habla sola por las calles es pavoroso. Sin embargo, no se aúnan. Por el contrario, se sustraen los unos a los otros y su parecido es dudoso.

"Pero hay cierta soledad que no se parece a ninguna.

La del hombre que prepara públicamente su almuerzo sobre un muro, sobre la capota de un coche o a lo largo de una verja, solo ", escribe el filósofo francés Jean Baudrillard en su libro América.

El ajetreo continuo en las calles, la falta de tiempo, el trabajo y la sistematización, hacen de la alimentación una necesidad poco placentera. El proceso de modernización ayuda a crear espacios destinados a este tipo de gente, que cada día es más numerosa en las grandes ciudades.

Los lugares de comida rápida están perfectamente diseñados para no estar demasiado tiempo, la ambientación está cargada de colores fríos y el inmueble tiene una estructura incómoda.

El mercado se ha encargado de pensar en este grupo numeroso de personas, la idea de vender comida empaquetada lista para comer es una tradición entre la familia. El uso del horno de microondas, comercializado en 1947, es una necesidad básica para todo trabajador que cuenta con menos de 30 minutos para alimentarse.

Esto se ve por todas partes, es la escena más triste del mundo, más que la miseria. Más triste todavía...

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