¿Hace agua el barco brasileño?

AutorJonathan Karp

Redactor de The Wall Street Journal

SAO PAULO - El presidente Fernando Henrique Cardoso estaba, hasta hace poco, al timón de una economía robusta y un gobierno estable; listo para que un alma gemela política lo sucediera en las elecciones de 2002. Pero hoy, el hombre que acabó con la hiperinflación en Brasil lucha con fuerzas para apagar una serie de incendios políticos y económicos que amenazan con chamuscar los logros del país.

La desaceleración de la economía global y el revuelo económico y financiero en Argentina están acabando con la inversión extranjera y sacudiendo los mercados brasileños. Un torrente de acusaciones de corrupción contra los aliados del presidente paralizó su agenda de reforma económica. Ahora, la escasez de energía eléctrica podría socavar los cálculos fiscales y de campaña de Cardoso.

"El impacto del racionamiento de electricidad será más grave que el caos político en el Congreso", dice Jose Luciano Dias, socio de una firma de consultoría política en Brasilia. "Es más visible para el ciudadano promedio y la popularidad del presidente va a sufrir".

Se espera que los apagones empiecen el primero de junio y algunos, como el economista Fernando Garcia, ya están contando las bajas. Garcia estima que el racionamiento eléctrico resultaría en una reducción de 1,5 puntos porcentuales en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) este año; costaría el empleo a unos 856.000 brasileños; intensificaría el déficit comercial y reduciría los ingresos fiscales en casi US$3.000 millones. Garcia, profesor de la escuela de negocios de la Fundación Getúlio Vargas, advierte que si los cortes de energía se extienden a abril, en lugar de noviembre (como espera el gobierno) Brasil se deslizará hacia una recesión en 2002, año electoral.

Con la esperanza de aplacar los temores de una catástrofe, los funcionarios del banco central, han puesto en entredicho las conclusiones de Garcia y declararon el viernes que cualquier predicción es prematura. Pero Merrill Lynch se unió al coro de los malos presagios, y redujo su cálculo de crecimiento del PIB: del 4% al 3,4% para 2001, y del 4,2% al 3% para el próximo año debido a la crisis energética. En 2000, Brasil creció un 4,2%.

La movida de Merrill Lynch ocurrió justo un día cuando la angustia de los inversionistas en torno a la crisis energética lanzó las acciones brasileñas a la baja un 3,3% y presionó un desliz de un 1,2% del real frente al dólar.

Las...

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