¿Existe la postpolítica?

AutorAndrés de Luna

El mundo está nutrido por los absurdos. Uno de ellos fue el de Tony Blair cuando habló de la posición política del Partido Laborista como del "centro radical". Su equivalencia mexicana sería el Partido Revolucionario Institucional. En el libro En defensa de la intolerancia (Sequitur, Madrid, 2007) de Slavoj Zizek aparece un recorrido apasionado en torno a lo que es la postpolítica. En uno de sus párrafos se lee que "el verdadero acto político (la intervención) no es simplemente cualquier cosa que funcione en el contexto de las relaciones existentes, sino precisamente aquello que modifica el contexto que determina el funcionamiento de las cosas".

Uno de los temas capitales de hoy es la búsqueda de la tolerancia. Concepto que admite una buena dosis de hipocresía, sobre todo porque quita de en medio el entorno político y se queda con una serie de consignas huecas. El verdadero juego consistiría en asumir la intolerancia para que saltara la liebre, que descongelara los discursos acomodaticios y permitiera algo esencial: escuchar a quienes carecen de la posibilidad de decir algo. Esta afirmación podría caer en esa misma domesticación de las palabras. El intolerante está más allá de los plantones o de la mera terquedad o del autoritarismo ramplón. Es decir, en esta condición de intolerancia estarían fuera los populistas y los pertenecientes al Yunque. Lo que se reivindica es la "pasión política que alimenta la discordia". Se trata de buscar la singularidad de los...

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