¿Qué le espera ahora a Venezuela?

AutorMarc Lifsher

The Wall Street Journal

CARACAS - Cuando un grupo de militares encabezado por el líder del principal grupo de empresarios de Venezuela derrocó al presidente izquierdista Hugo Chávez la semana pasada, los organizadores del golpe de estado calificaron al ex paracaidista como un dictador.

Pero una vez en el poder, los organizadores del golpe de estado revelaron que ellos tampoco eran muy democráticos y, lo que es peor, no tenían la afinidad de Chávez con la clase trabajadora. El nuevo gobierno, encabezado por el líder empresarial Pedro Carmona, decretó inmediatamente el cierre del Congreso unicameral, conocido como la Asamblea Nacional, la suspensión de la Corte Suprema y la autoridad para despedir a algunos funcionarios electos, incluyendo gobernadores de estados y alcaldes.

El decreto, según Janet Kelly, una especialista de gobierno con sede en Caracas, envió el mensaje de que "la constitución es válida para todo, pero lo que yo digo no". La especialista lo considera el mayor error de Carmona. Hubo muchas más equivocaciones, desde presunto racismo a una mala interpretación de la política militar, en un esfuerzo infructuoso para sacar a Chávez de la presidencia que, tal vez, lo afirme en el poder.

Un aumento de las manifestaciones callejeras y una rebelión militar impulsada por los seguidores de Chávez llevó nuevamente al presidente al poder en la madrugada del domingo, aplastando un gobierno interino de apenas un día que lo había desbancado del Palacio de Miraflores el viernes. "A Dios lo que es de Dios, al César lo que es del César y al pueblo lo que es del pueblo", proclamó Chávez, a su llegada a la sede presidencial a las 4:35 de la mañana.

Es probable que el fallido golpe polarice aún más el país (el cuarto mayor exportador de petróleo del mundo) y endurezca las opiniones del mandatario contra los grupos que ha satanizado a lo largo de su carrera política: empresarios, la clase política tradicional de Venezuela y Estados Unidos.

Los precios del petróleo, que cayeron el viernes tras la noticia del derrocamiento de Chávez, podrían verse afectados por su regreso y las posibilidades de más inestabilidad en Venezuela.

Entre tanto, Estados Unidos que había dicho que los esfuerzos por derrocar a Chávez eran justificados debido a la dura forma en que reprimió las manifestaciones en su contra la semana pasada, encara la posibilidad de intentar construir alguna clase de relación con el mandatario e intentar reparar el daño a su propia credibilidad...

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