¿Un cafecito con piernas?

AutorCecilia Núñez

Enviada

SANTIAGO DE CHILE.- Camino por el centro de la ciudad con una obsesión: conocer un "café con piernas", esos sitios que desde 1775 ya eran visitados por caballeros para distraerse de su jornada laboral.

Hago caso omiso a las advertencias: "esos cafés no son aptos para mujeres". Quiero visitar un lugar que forma parte del folclor chileno y cuyo atractivo consiste en que hay mujeres que enseñan las piernas mientras sirven exclusivamente café, jugo y refrescos. Nada de alcohol.

Al preguntar por el Barón Rojo, el "café con piernas" más tradicional y antiguo, me dicen que no es un buen día para vivir una experiencia auténtica. Es domingo y los clientes recurrentes están con sus familias, al contrario de los días entre semana, cuando buscan escapar de la rutina del trabajo, sobre todo a la hora del almuerzo, en un oasis que promete un buen "taco de ojo", el sabor intenso de una taza de café y... nada más.

Mi curiosidad puede más. Doblo por la calle Moneda y encuentro el café Musas. Abro la puerta y entro con decisión. El lugar tiene una barra al centro, el neón ultravioleta es la única iluminación y los enormes espejos en ambas paredes hacen parecer un poco más amplio el localito.

Me recibe de beso y abrazo (como si nos conociéramos de toda la vida) una rubia de dos metros, botas de tacón blancas a la rodilla, vestida sólo con ropa interior. Pido un café, platicamos un poco y me siento en confianza para preguntarle sobre su trabajo.

"Me esmero para que el cliente se sienta cómodo y para que regrese. Lo recibo con toda la amabilidad y coquetería, pero no se pueden propasar: nada de tocar ni insinuar un servicio que vaya más allá de traer sus bebidas", dice Mariela, después de contarme que trabaja en cafés desde hace cuatro años y que casi todos sus clientes son respetuosos.

Juan Carlos Pérez, el dueño del café, se acerca curioso por una presencia femenina ajena al lugar y vestida con exceso de ropa. Pero lejos de molestarse me cuenta que este lugar tiene reglas muy claras.

"Aquí no se puede hacer show. Las chicas hacen su juego de seducción, atienden a los clientes... Casi todos son conocidos, vienen a la hora del almuerzo, toman algo y se van", me explica.

Juan Carlos dice que hay leyendas sobre otro tipo de cafés más "subidos de tono", donde existe el llamado "minuto feliz". Inventado por Miguel Ángel Morales, el dueño del mítico Barón Rojo, en este minuto, en cualquier momento del día, se ofrece un show topless.

"Esto se convirtió en un...

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