Rebanadas/ ¿Ana Cristina en Ciboulette?

AutorCony de Lantal

Hacía algunos meses que me habían dicho de la apertura del nuevo restaurante Ciboulette, del chef Olivier Lombard, sin embargo, no fue hasta esta semana que pudimos visitarlo, junto con nuestros compadres. El lugar está en el Zentro La Plaza en Presidente Mazaryk 407-20 y teléfono 5282-0722.

Como Ciboulette está en el segundo piso, se tienen que subir unas escaleras en espiral, pero tienen también un elevador de paredes de vidrio que facilita la entrada a las personas que no pueden subir tantos escalones o usan silla de ruedas, pues el lugar está adaptado para ello.

Nos sentaron en una mesa frente a su gran cocina abierta, en donde los diestros movimientos de los chefs y subchefs dejan a más de uno con la boca abierta.

Una de las cosas que llaman la atención de Ciboulette es su vajilla tan original, con platos ondulantes y asimétricos que le dan un aire especial, aunque Olivier insiste en colocar mantelillos individuales de papel sobre el mantel blanco de tela y la impresión de su carta tampoco me parece la adecuada para su elegante lugar...pero creo que eso no le importa mucho.

Bueno, sentados en sus cómodas sillas, ordenamos un Dubonnet en las rocas para mí y un Blanc Cassis de 50 para mi comadre. los señores ordenaron una botella de tinto Medoc Château Castera 98, de 440 pesos. Nos llenaron de agua las copas azul cobalto y sirvieron el vino, que nos pareció excelente.

De su sección de entradas ordenamos el carpaccio de pato marinado al chile piquín de 95 pesos y una tarta pizza de setas con chile guajillo del mismo precio.

El carpaccio estaba buenísimo. Tenía lajas de queso parmesano, lechuga sangría, trozos de ate, nuez y vinagre balsámico: una atinada combinación que disfrutamos con el pan tibio de su cesta de metal. Y aunque la tarta de setas no estaba nada mal, yo pediría otra vez el carpaccio de pato.

De las sugerencias del día, mi compadre pidió el pecho de ternera en salsa de mostaza con puré de papa de 150, mi marido no pudo evitar el ordenar las famosas escalopas de foie gras salteadas de 170, yo me incliné por las pinzas de cangrejo a la provenzal con risotto del mismo precio y mi comadre prefirió una pasta fusilli y morillas salteadas en crema de trufa negra de 125.

Los platos estaban delicadamente adornados. El pecho de ternera de mi compadre venía en tiras presentado en un sartencito caliente. Aunque empecé a comer mi platillo con gusto, no puede evitar probar el de mi compadre y el de mi marido, y les confieso que en esta...

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