Empresa/ ¿Ahora sí?

AutorAlberto Barranco Chavarría

El documento apunta, concretamente, a 26 observaciones sobre supuestas irregularidades en larga espera de solventarse, de un total de 42 boquetes que ubicó en la recta final de su pesquiza el órgano dependiente de la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados.

El manotazo del auditor superior, Arturo González de Aragón, surgió ante la presión de los legisladores frente a lo que se ubicó como magros resultados de su informe de labores correspondiente al año anterior.

Lo interesante del caso es que de los 26 puntos que constituyen el entredicho, cuatro corresponden en estricto a responsabilidades atribuibles a los directivos y funcionarios del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario, y el resto a quienes tenían la administración del Fondo Bancario para la Protección del Ahorro (Fobaproa).

En el primer caso una de las presuntas irregularidades apunta a la designación de la entidad responsable de intermediar la venta del complejo turístico de Manzanillo conocido como Las Hadas, alegándose que no se cumplieron las formalidades exigidas por la ley, es decir el convocarse a una licitación... por más que en su descargo el organismo habla de haberse mantenido a la firma que había sido contratada para un primer intento frustrado.

En el segundo, el golpe más violento apunta a una inaudita mano laxa que le permitió a Banamex colar en su cartera de prestamos susceptibles de rescate un paquete que había sido expresamente vetado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores... por más que de suyo no reunía los requisitos para tener derecho a la protección de papá Gobierno.

Estamos hablando de créditos relacionados o autopréstamos.

El monto original de la cartera entregada al abrigo protector del Fobaproa era de 9 mil millones de pesos, en su inmensa mayoría correspondientes a operaciones crediticias en favor de directivos de la intermediaria, con énfasis en su presidente, Roberto Hernández, para adquirir hoteles que vendía Situr, la filial turística del grupo Sidek, ante la amenaza de quiebra que finalmente la alcanzó.

La mayoría de los negocios se ubicaba en la zona de Colima-Jalisco-Nayarit.

El negocio, lo coordinaba el yerno del presidente del banco, de nombre Luis Bossons.

El caso es que desatado el escándalo ante las denuncias públicas que apuntaban a la posibilidad de que los préstamos fueran rescatados por el Fobaproa, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores hizo pública la prohibición para recibirlos...

La gran pregunta...

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