Entrevista / Jorge G. Castañeda / 'Calderón ha deshecho muchísimo'

AutorLaurence Pantin

La enchilada completa sigue quitándole el sueño a Jorge G. Castañeda. Con su último libro Ex Mex: From Migrants to Immigrants, el ex secretario de Relaciones Exteriores pretende incidir en el debate migratorio en Estados Unidos y llenar el vacío que dejó el gobierno de Felipe Calderón en esta materia.

En entrevista con Enfoque, el ahora profesor de ciencia política y estudios latinoamericanos y del Caribe en la Universidad de Nueva York reconoce que fracasó el intento del gobierno de Vicente Fox y del presidente George W. Bush para conseguir una reforma migratoria integral que no sólo consistiera en un programa para trabajadores temporales, sino que también diera una posibilidad de permanencia a los indocumentados ya presentes en Estados Unidos. Sin embargo, insiste en que era la mejor opción para México y que la negociación con Estados Unidos habría dado resultados si no fuera por los atentados del 11 de septiembre del 2001. Incluso después de los ataques terroristas, está convencido de que Bush pudo lograr que el Congreso de su país votara una reforma, si no hubiera esperado tanto para presentarla.

Castañeda lamenta que la postura de Calderón en materia de relaciones exteriores esté enfocada más a América Latina y sugiere comparar los millones de mexicanos que radican en Estados Unidos con los que habitan en los países que sí ha visitado el Presidente.

¿Fue usted una víctima del 9/11?

Para empezar, si hubo víctimas, los primeros fueron los que murieron. Y en segundo lugar, habrán sido los mexicanos para los cuales ya no fue posible llegar a ese acuerdo (migratorio). Incluso pueden verlo en la reseña que el New York Times hace del libro de Fox. Vuelven a insistir en lo que todo el mundo sabía: estábamos muy cerca de un acuerdo que se cae por el 11 de septiembre. Y eso es lo que demuestra también el memorándum de Powell y es lo que demuestran todos los documentos que están citados en el libro. Entonces, víctimas, hubo muchas.

Segundo, obviamente para los adversarios del acuerdo, el 11 de septiembre fue un muy buen pretexto, mientras que para los partidarios de un acuerdo fue un revés. Ahora sabemos que la tesis de Bush de dejar para después ya sea el acuerdo, ya sea la reforma -y también trato de demostrar en el libro con documentos públicos y reservados que no hay reforma sin acuerdo- fue un error gravísimo porque cuando finalmente se puso a tratar de hacerlo, primero en el 2006 con mayoría y luego en 2007 sin mayoría, en ambos casos no pudo. ¿Qué hubiera pasado?, se lo he preguntado a mucha gente cerca del gobierno en Estados Unidos, si Bush manda a mediados de 2002 un paquete al Congreso diciendo: "éste es un acuerdo al que llegamos con México; es un acuerdo necesario para la seguridad de Estados Unidos, seguridad interna y seguridad de las fronteras. Para apoyar a México, aprueben esto". Es muy probable que se hubiera aprobado. Bush tenía en ese momento niveles de popularidad altísimos. A final del 2002, obtuvo una mayoría republicana en el Senado, pero los demócratas estaban a favor. De que se hubiera podido, sí se hubiera podido.

¿Es por eso que usted dice en su libro que, después del 9/11, el debate no cambió mucho, sino que fue el clima de la negociación lo que cambió, aunque no se sabe si para mejor o para peor?

En parte, y en parte porque se llegó en junio de este año a una reforma que estuvo a un voto...

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