Niños bipolares: ¿Nueva enfermedad?

AutorRamón Clériga

Existe una serie de enfermedades que afectan a los niños y adolescentes, las que hasta hace escasos años no eran admitidas en la infancia. Debido a estudios más sofisticados, en la actualidad su admisión por parte de los especialistas es algo indiscutible y los correctos diagnósticos han aumentado su frecuencia en 40 por ciento.

Ahora es posible orientar a los familiares y profesores de niños y adolescentes con trastorno bipolar para que comprendan e intervengan en los vaivenes emocionales y conductas características de este angustiante problema, que necesita reajustes familiares y escolares.

Entendemos por trastorno bipolar, también llamado ciclotimia o hipomanía, a una enfermedad debida a causas de vulnerabilidad cerebral, factores psicosociales y posiblemente genéticos, que se presenta entre uno a dos de cada 100 adultos, cuyas características fundamentales son los cambios bruscos en el estado de ánimo, con alteraciones en la conducta general, a veces, desde que se era niño o adolescente.

Se piensa que muchos niños y jóvenes con diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos de conducta y otros cuadros, como las adicciones o el alcoholismo, son presentaciones más o menos insidiosas, enmascaradas y difíciles de reconocer de un futuro trastorno bipolar.

Para precisar la comprensión de la bipolaridad es necesario aclarar que en un polo de nuestra afectividad, el término depresión indica la presentación de un estado de ánimo triste, baja energía, apatía, falta de interés, propensión al llanto, y en niños, irritabilidad, alteración del sueño y el apetito. Algunas veces, pérdida del control de esfínteres y conductas problema, como mayor desobediencia, retraimiento social e ideas de muerte.

En el otro polo, el término manía se refiere a la presencia de un estado de ánimo con alegría excesiva, inquietud, rebeldía, irritabilidad ante mínimas frustraciones, alteración del sueño, como insomnio o inversión del ciclo sueño-vigilia, comer mucho o poco y locuacidad. En grados severos, hay síntomas psicóticos, como alucinaciones, aunque en la infancia son más raros que en la adolescencia tardía y la adultez.

Cuanto más pequeño es el niño, mayores son las dificultades de llegar a un diagnóstico preciso. Existe la propensión a confundir los trastornos bipolares con el trastorno por déficit de atención o con problemas de conducta, con las consecuencias negativas que esto conlleva para el tratamiento correcto.

En la infancia...

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