¡Salvan todos los obstáculos!

AutorLuis Homero Echeverría

El conjunto fresero tiene 65 años de existencia, periodo en que no ha dejado de luchar en ese vaivén de ascensos y descensos, de éxitos cortos en divisiones inferiores y de malos tratos a la hora de buscar un mejor acomodo en el circuito de Primera División.

También ha estado lleno de inconvenientes por las ocurrencias de sus propietarios y las polémicas en las que se ha envuelto, ya sea propias o producto de la intervención de terceros que sólo buscaron pegarle a este equipo con fines personales.

Como ocurrió esta vez, con el obstáculo que representó la Final ante el club León, no sólo por la calidad del rival, sino por un arbitraje fatal en el partido de ida y las artimañas administrativas del equipo verde que se dieron toda la Liguilla, con la complicidad de autoridades y la pleitesía de algunos medios de información que se jactan de objetivos.

A eso se enfrentó Irapuato en esta nueva empresa hacia el máximo circuito y lo superó en el campo. Aunque afuera, de nueva cuenta sus directivos defraudaron a su afición, al pretender la venta del equipo a sabiendas de la existencia de otros intereses que merodeaban al club fresero y pretendían conseguir el ascenso a toda costa, aún comprando al rival.

La guerra sucia

La semana de Final resultó caótica, llena de guerra sucia, de descaro, de balazos y declaraciones a destajo, de dos tradiciones, junto a la esmeralda, que se empañaron por las líneas de trabajo de sus propietarios, alejadas del profesionalismo.

Irapuato es el nuevo invitado a la gama de 20 equipos en la Primera División, en pos de la supremacía en el futbol azteca, de ese primer lugar general que da prestigio y toda la alegría y las ganancias que pudieran generarse a raíz de un título en la Liguilla.

Pero prevalecen los intereses creados y al parecer la falta de compromiso de sus directivos, la ambición de los extraños y la dependencia de grupos de empresarios que siempre los han hecho menos.

Porque hasta antes de la semana problemática que tuvieron, la dependencia fue de la llamada Promotora Mexicana del Deporte y la Cultura que ni siquiera pertenece al Estado de Guanajuato y que administra a los equipos Querétaro y Celaya.

No hace mucho, los Freseros estuvieron como parte del grupo de equipos de Alejandro Burillo Azcárraga, como filial del Atlante primero y como un club incómodo y generador de pérdidas económicas después. Su franquicia fue la más dañada con todo esto, ya que sufrió un cambio de sede al trasladarse al Puerto Jarocho...

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